Robles guarda silencio en su semana más difícil por las polémicas vacunaciones

Se sabe que el pasado 13 de enero hubo una comunicación interna, por parte de la Subsecretaría de Defensa, que instruía a los gabinetes de la cúpula militar sobre las prioridades de vacunación en línea con las marcadas por Sanidad. En el primer grupo estaba el personal sanitario, luego los contingentes que se desplegarían en misiones y, por último, el personal de unidades operativas (incluyendo su cadena de mando) «que tengan un mayor riesgo de contagio debido a las misiones asignadas», reza el comunicado firmado por el director del gabinete técnico Antonino Cordero. En el mismo se autorizan «contactos directos» con la Inspección General de Sanidad para solicitar el cupo de vacunas «según disponibilidad y prioridades previstas».

Pues bien, el Estado Mayor de la Defensa (EMAD) reclamó una partida de unas 350 dosis, según fuentes militares, que se empezaron a suministrar el pasado lunes 18 a la veintena de sanitarios de su departamento. Al ser pocos e ir rápido siguieron con los mandos que tienen previsto desplegarse en misiones y el pasado miércoles alcanzaron al grupo de la estructura directiva, donde se encuentra el JEMAD y el resto de personal de sus diferentes unidades, como el Mando de Operaciones, siempre bajo el criterio de la edad.

El jueves llegó una información al ministerio relativa al protocolo del EMAD y se ordenó parar la administración de viales. El viernes por la mañana se desveló la polémica en los medios y Robles pidió un informe al JEMAD. Y el sábado a media tarde, seis horas después de que llegaran supuestamente las explicaciones de Villarroya, la ministra aceptó su solicitud de cese, apremiada por la diligencia con la que su colega de Interior, Fernando Grande-Marlaska, hizo lo propio el viernes por la noche con el enlace de la Guardia Civil en el EMAD, que también se vacunó, tal y como adelantó este periódico.

Hoy está previsto que Robles lleve el cese del JEMAD al Consejo de Ministros, órgano que formalizará su baja y aprobará el nombramiento de su sucesor a propuesta de la ministra. Varios interrogantes se abren con ahora. Una norma no escrita de las Fuerzas Armadas estipula una rotación entre los dos ejércitos y la Armada en el puesto más alto de la cúpula militar. Villarroya es general del Ejército del Aire y su antecesor, Fernando Alejandre, lo era del Ejército de Tierra, por lo que en este caso sería el turno de un almirante de la Armada.

Sin embargo, dado que el mandato de Villarroya como JEMAD ha durado apenas un año, fuentes militares apuntan que su relevo podría venir de nuevo del Ejército del Aire entre alguno de sus tenientes generales o su Jefe de Estado Mayor (JEMA), el general Javier Salto.

Esto abre la puerta a una posible renovación de toda la cúpula militar, ya que los jefes de los dos Ejércitos y la Armada tienen ya más de 65 años y su sustitución estaba ya próxima. Los tres fueron además nombrados por la ministra de Defensa del PP María Dolores de Cospedal y mantenidos por Robles el cargo.

Esta renovación podría tener lugar este mismo martes o dentro de algunas semanas para que la ministra de Defensa y el nuevo JEMAD tuvieran algo de tiempo para confeccionar su equipo más allá de la polémica por las vacunaciones. Precisamente, este martes comparecerá en el Congreso la 'número tres' del Ministerio, Amparo Valcarce, subsecretaria de Defensa y responsable del protocolo en el seno de las Fuerzas Armadas.