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Sánchez y Calviño, en un acto con las pymes. EFE
El PSOE y Podemos disipan recelos antes de las elecciones catalanas

El PSOE y Podemos disipan recelos antes de las elecciones catalanas

Los encontronazos con Escrivá por las pensiones y la polémica por la ley de igualdad de trato disparan la tensión

Miércoles, 27 de enero 2021, 20:40

Pedro Sánchez optó por no alterar con sus mínimos cambios en el Gobierno el actual equilibrio de fuerzas entre los ministros del PSOE y los de Unidas Podemos. Ni para bien ni para mal. El retoque no afecta a los titulares de las carteras que ... más roces han han protagonizado en el primer año de coalición. Pero un día después de materializar el relevo de Salvador Illa y en vísperas de una campaña electoral que ya ha empezado a enrarecer las relaciones de los socialistas con sus aliados, los dos socios de la coalición celebraron un encuentro para, según fuentes de ambos partidos, «coordinar su acción conjunta».

La cita -a la que acudieron, por parte del PSOE la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra y su número dos, Rafael Simancas; la ministra portavoz y titular de Hacienda, María Jesús Montero, y el secretario general de Presidencia del Gobierno, Félix Bolaños y, por parte de Unidas Podemos, la ministra de Igualdad, Irene Montero; la secretaria de Estado para la Agenda 2030, Ione Belarra; el secretario de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, y el portavoz, el portavoz adjunto y el presidente del grupo parlamentario, Pablo Echenique, Enrique Santiago y Jaume Asens- tiene su relevancia. Hasta ahora, los socios sólo han activado la Comisión Permanente de Seguimiento del acuerdo de coalición en contadas ocasiones tras crisis muy concretas. La última en julio, tras el descalabro electoral de los de Iglesias en Galicia y País Vasco.

En el último trimestre del pasado año, cuando el objetivo prioritario del PSOE era salvar los Presupuestos, se dejaron pasar no pocas desavenencias. No hubo encuentro, por ejemplo, cuando Unidas Podemos presentó junto a EH-Bildu y ERC una enmienda sobre la paralización de los desahucios. Hasta ahora, en la mayor parte de los casos ha valido con las conversaciones directas entre Iglesias y Sánchez o entre Lastra y Echenique. Sin embargo, en las últimas semanas se ha instalado una suerte de desconfianza, sobre todo en el ala de Podemos.

Resistencia al cambio

La formación de Iglesias, acostumbrada a tensar con cierto éxito la cuerda para justificar ante sus votantes la presencia en el Ejecutivo, teme ahora quedar a merced de un PSOE que, con las cuentas públicas aprobadas, se siente más fuerte. El cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero resumió ayer en TVE esa sensación. «Se sabía que se iba a cambiar poco, se sabía que iba a costar, pero está costando demasiado y esto genera cierto enfado», dijo sobre la entrada en el Ejecutivo de la formación en la que ya no tiene cargo alguno.

El exdirigente de Podemos defendió que la participación en el Gobierno ha resultado «virtuosa», pero aseguró que sus antiguos compañeros de partido sienten que el PSOE está jugando con ellos a un «ajedrez sin reglas» y que ahora Sánchez está más en «contentar» al ala más liberal del PSOE.

A final de 2020, Podemos peleó sin éxito por subir de nuevo el salario mínimo. Tuvo más éxito, sin embargo, su batalla contra el ministro José Luis Escrivá para no plantear una reforma que aumente a 35 años el periodo de cómputo para el cálculo de las pensiones.

Pero en los últimos días ha encajado dos golpes de los socialistas. El primero, más simbólico, fue el hecho de que Sánchez aprovechara el Comité Federal del PSOE para meter el dedo en la llaga del error cometido por Iglesias al comparar a Puigdemont con los exiliados del franquismo y, sobre todo, para reivindicarse como la «verdadera izquierda». El segundo, la presentación en solitario de la proposición de la ley de igualdad y no discriminación que en Podemos han interpretado como una ofensa más a Irene Montero.

Fuentes gubernamentales aseguran que la reunión de este miércoles sirvió para rebajar tensiones «Hemos engrasado», dicen. En todo caso, en ambos partidos destacan que pese a los choques siempre ha habido lealtad en las votaciones del Congreso que podían afectar a ministros o proyectos.

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