El momento más ansiado por el Gobierno de Pedro Sánchez ha llegado finalmente. El Congreso de los diputados ha dado hoy luz verde a los Presupuestos Generales del Estado para 2021 tras una larga mañana de votaciones y tres días de debate en el pleno. ... La coalición gubernamental de PSOE y Podemos contaba con sumar hoy 189 votos a favor y finalmente fueron 188. Es una cifra inferior a la que lograron las Cuentas en el debate de totalidad, el que abrió la puerta a su tramitación, debido al descuelgue final de los diez diputados de Ciudadanos y a un problema de última hora que hizo que ocho diputados se quedaran sin votar (uno de ellos del bloque de la mayoría), pero en todo caso supera de largo la mayoría absoluta de la Cámara.
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En puridad, a los Presupuestos les queda aún recorrido parlamentario. El proyecto pasa ahora al Senado donde previsiblemente será enmendado no en su contenido político, según la previsión de los socialistas, sino en cuestiones técnicas. Después tendrá que volver al Congreso para su votación final el 29 de diciembre, justo a tiempo para evitar que las Cuentas de Montoro sean prorrogadas por tercera vez consecutiva. Pero la de hoy era la votación clave. Y por eso en el Ejecutivo se respiraba alivio. Porque más allá de la polémica generada por el apoyo de Esquerra y EH-Bildu, que en cierta medida ha tensionado al PSOE, consideran que ya se ha garantizado una legislatura larga.
Esa sensación se ha transmitido en las intervenciones finales de los portavoces de las dos fuerzas gubernamentales. La representante socialista, Adriana Lastra, ha hilvanado un discurso triunfal, en el que al mismo tiempo ha justificado su apoyo en las fuerzas independentistas. «Nos separa a veces casi todo, nos alejan trayectorias, muchos principios y no pocas aspiraciones políticas -ha subrayado- pero podemos ponernos de acuerdo para reconstruir empleos, empresas, familias y por encima de todo vidas. Claro que podemos ponernos de acuerdo en todo eso y por todo eso nos hemos entendido».
La también vicesecretaria general del PSOE ha acusado además a la derecha de «llenar la Cámara de insultos» y ha sacado pecho. «Lo cierto es que hoy hacemos realidad los presupuestos más sociales de la historia con uno de los mayores apoyos de la historia. Y eso habla de fortaleza, coherencia y proyecto de país. Eso habla de un Gobierno para muchos años -ha presumido- para muchos años«.
También el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, se ha mostrado exultante. Por partida doble, porque a los socialistas les habría gustado que la formación de Arrimadas también estuviera en la ecuación, pero el partido de Iglesias, en cambio, ha trabajado de forma denodada para evitarlo. Echenique se ha dirigido durante su última intervención en la tribuna, de hecho, a PP, Vox y Ciudadanos. «Entiendo que estén rabiosos porque esta votación demuestra que ustedes, el trío de Colón, no pintan nada y que este Gobierno de coalición tiene por delante tres años de trabajo y probablemente muchos más», ha dicho.
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«Entiendo que estén rabiosos -ha insistido el dirigente podemista- pero dosifiquen porque aún les queda por digerir la ley de eutanasia, la ley trans, la derogación de su reforma laboral, la regulación de los alquileres, varias subidas del SMI, una reforma fiscal para que paguen más las grandes fortunas y acabar con paraísos fiscales, la derogación de la ley mordaza o la extensión del Ingreso Mínimo Vital».
Bildu, que el pasado lunes advirtió de que a partir de ahora será mucho más exigente con el Gobierno y reclamó «soluciones históricas» para vascos renunció a hablar en el turno final. Pero sí lo hicieron los aliados catalanes del Ejecutivo. El portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, se ha felicitado por estar en una posición de fuerza. «El centro de gravedad del Estado, del Gobierno, ha cambiado. Antes, cómodamente pactaban con el nacionalismo catalán de derechas o con el nacionalismo vasco. Hoy debe pactar obligadamente con el independentismo de izquierdas vasco y con el independentismo de izquierda catalán. Bienvenido a una nueva era«, proclamó.
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Rufián, que defendió el sentido de su voto frente a Junts per Catalunya, aseguró estar dispuesto a que les llamen «traidores» por mejorar las condiciones de vida de los catalanes con la paralización de los de los desahucios o el Ingreso Mínimo Vital. Pero también lanzó una advertencia al Gobierno. «O todos los que apostamos por el diálogo y la política conseguimos de aquí al 14 de febrero, en esta campaña electoral venidera y las que vendrán, que la política y el diálogo sirven de algo o la política no irá de políticos irá de brujos e irá de magia», dijo en alusión a un eventual nuevo triunfo de las tesis de Carles Puigdemont.
El portavoz del PdCAT, Ferran Bel, fue aún más claro. «Saben lo que estamos arriesgando algunos diputados catalanes con esto. Vamos a ser muy exigentes -avisó-. No puede ser que en Cataluña se mantenga una situación donde existan presos políticos, exiliados y una cantidad enorme de represaliados y que queramos enmarcar eso en una normalidad«.
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