Susana Díaz durante un acto con militantes del PSOE en Córdoba, este sábado. EFE

El PSOE andaluz encara sus primarias tras el trauma de la pérdida de la Junta

Susana Díaz y Juan Espadas huyen de la etiqueta de candidato oficialista y pugnan por la bandera de la rebeldía

Héctor barbotta

Sevilla

Domingo, 6 de junio 2021, 00:45

El martes pasado se cumplieron dos años y medio de las elecciones que pusieron fin a casi cuatro décadas de gobiernos socialistas en Andalucía. El domingo próximo, los 45.000 militantes del PSOE andaluz, la mayor federación socialista de España, acudirán a las urnas para ... elegir a la persona a la que encomendarán la tarea de recuperar lo que entre 1982 y 2018 consideraron un bastión irreductible: la secretaria general, Susana Díaz, o el alcalde de Sevilla, Juan Espadas. Lo harán sin haber realizado un análisis de las causas que desencadenaron lo que aún viven como una catástrofe.

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El trauma, lejos de superarse, sigue vivo, y también la incapacidad para afrontar una discusión que permita entender por qué medio millón de votantes socialistas, que sólo cuatro meses después acudirían a las urnas para contribuir decisivamente a la victoria de Pedro Sánchez en las elecciones de abril de 2019, se quedaron aquel domingo en sus casas.

Pese a que el PSOE repitió victoria en Andalucía en las elecciones generales de noviembre de ese mismo año, a partir de entonces no ha hecho más que retroceder en las encuestas. El presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, aparece afianzado en todos los estudios demoscópicos mientras los socialistas no levantan cabeza. Recuperar la Junta se presenta hoy día para ellos casi como una quimera.

Fue precisamente esa situación la que llevó a Ferraz a forzar la celebración de las primarias del domingo próximo, en el que el PSOE de Andalucía deberá elegir no a su secretario general, sino a quien encabece la candidatura a unas elecciones que pese a las presiones que ha recibido tanto de sus socios parlamentarios de Vox como de la dirección nacional del Partido Popular, Juanma Moreno no tiene aún la menor intención de convocar. Después de 37 años de gobiernos socialistas, el presidente andaluz considera que necesita completar su mandato para encauzar el cambio político, romper inercias del pasado y acudir a las urnas cuando la crisis sanitaria y económica estén superadas.

Aún sin adelanto, los comicios andaluces son los primeros que aparecen en el calendario electoral, con el 27 de noviembre de 2022 como última fecha posible. El reclamo de un balance crítico es uno de los principales argumentos de Espadas, que reprocha que la dirección regional socialista encabezada por Díaz no haya propiciado un análisis en profundidad de la derrota en las últimas elecciones.

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Aunque no hay conclusiones oficiales, la campaña para las primarias muestra que el alcalde de Sevilla sí ha llegado a las suyas. Parte de su camino a las urnas ha transitado en reunirse con colectivos como los trabajadores de sanidad y educación pública que, en su opinión, «se sintieron abandonados en 2018».

El discurso de la secretaria general gira en torno a dos ideas: que las elecciones no se perdieron (el PSOE fue la fuerza más votada pese a no poder sumar para gobernar) y que por ese motivo tiene el derecho ganado a repetir como candidata.

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Otra cuestión enfrenta a ambas candidaturas, los dos se atribuyen la condición de 'outsiders'. En las primarias no votan los electores, sino los militantes, y en un partido como el PSOE andaluz, donde se suele decir que la militancia no sólo está a la izquierda de sus votantes sino también de sus dirigentes, entregar al rival la bandera de la rebeldía se percibe como un error estratégico.

Es conocido que desde que Díaz participó activamente en el Comité Federal socialista que obligó a Pedro Sánchez a abandonar la secretaría general en 2016, la cabeza de la dirigente andaluza es una pieza que el presidente del Gobierno se quiere cobrar. Sin embargo, Espadas elude la etiqueta de candidato oficial de Ferraz y mucho menos de arma elegida para ejecutar la 'vendetta'. Todo pese a que ha recibido el apoyo y la visita de varios ministros desde que inició el camino de las primarias.

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En torno a Espadas se agrupan tanto sanchistas como antiguos susanistas. En la tercera candidatura, encabezada por Luis Ángel Hierro, se encolumnan quienes se consideran el ala más a la izquierda del partido. Aunque se le atribuye un escaso respaldo (entre el 5 y el 8%).

Apoyo del aparato

Espadas insiste que quien cuenta con el poder del aparato del partido es Díaz, que suspendió solo hace unas semanas su condición de secretaria general para garantizar una supuesta neutralidad de la organización en el proceso. Ahora se presenta como la garante de la autonomía de los socialistas andaluces frente a las imposiciones de Ferraz. Esa semana, coincidiendo con una reunión en Sevilla de Espadas con la ministra María Jesús Montero, se mostró «orgullosa de ser una más de un equipazo de gente que no tiene cargos ni son ministros».

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Ambos candidatos tienen opiniones opuestas sobre cuál debe ser la estrategia de oposición al Gobierno de Moreno Bonilla. Tras los últimos embates de Vox, Espadas reclama al presidente andaluz que se someta a una moción de confianza, pero al mismo tiempo se muestra proclive a pactar algunas cuestiones con el PP. Díaz se opone frontalmente a esta posibilidad. «No vamos a pactar con la derecha», advierte.

Si Díaz gana tendrá la oportunidad de cobrarse la venganza a Sánchez, cuya posición se ha debilitado tras la derrota del partido en Madrid el pasado 4 de mayo. Si lo hace Espadas, los socialistas andaluces se enfrentarán a una situación de bicefalia hasta la celebración de su congreso, a finales de año. El regidor adelanta que afrontará cambios en el grupo parlamentario.

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