Podemos abre fuego amigo en el inicio del ciclo electoral

Aunque la escalada de críticas por parte de Podemos responde más a la táctica electoral que a un intento de alterar la estabilidad de la coalición, lo cierto es que el socio minoritario del Ejecutivo busca marcar posiciones en temas sociales clave. El objetivo es diferenciarse de los socialistas en la ronda de nueve comicios que vienen, con la guinda de las generales de 2023 donde PSOE y Unidas Podemos volverán a ser rivales directos.

En el sector morado del Gobierno empieza a aflorar cierta intranquilidad porque las incógnitas en torno al nuevo proyecto electoral que prepara la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, no se han despejado ni se espera que lo hagan hasta, al menos, la primavera. En ese contexto, Podemos, que está llamado a encabezar el futuro «frente amplio» de izquierdas, ya ha empezado a maniobrar desde su grupo parlamentario.

El viernes, los morados registraron en el Congreso una propuesta de reforma fiscal alternativa a la del Gobierno del que forma parte. Fue un movimiento inesperado: Moncloa ya había encargado a un comité de expertos la redacción de propuestas para la futura norma y aún está a la espera del informe definitivo, que debe entregarse antes del 28 de febrero.

Podemos insertaba así en la agenda mediática el primer día de campaña electoral sus propuestas de crear un nuevo impuesto a las grandes fortunas no bonificable por parte de las comunidades autónomas y un recargo temporal de 10 puntos en el impuesto sobre sociedades a las grandes eléctricas.

Un día después, la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de los morados, Ione Belarra, enviaba una carta al Ministerio de Asuntos Exteriores con 16 recomendaciones para tratar de desescalar la tensión en Ucrania. Lo hacía en un momento en el que los dos socios de la coalición acababan de fijar una postura común en la crisis que apostaba por el diálogo y tras enzarzarse Belarra en un nuevo cruce de reproches públicos con la responsable de Defensa, Margarita Robles.

Incluso en un asunto en el que ambos socios se muestran de acuerdo -la reforma laboral-, también han surgido rencillas por los grupos con los que intentar convalidar la norma. En una entrevista publicada este domingo por Europa Press el candidato de Unidas Podemos a las autonómicas, Pablo Fernández, lanzó un dardo al PSOE acusándoles de tener la «tentación de virar al centroderecha» al no cerrar la 'vía de Ciudadanos'. «Imaginaos un acto del PSOE con (Javier) Lambán, con (Emiliano García) Page... Igual me estoy metiendo en un berenjenal», afirmó horas después Juan Gascón, coordinador de IU-CyL, en un mitin en Valladolid.

En una segunda mitad de la legislatura sumida en el ciclo electoral, no se vislumbra una rebaja de las divergencias. Sobre todo cuando entrarán a debate leyes sociales de calado como la de vivienda -que llega al Consejo de Ministros este martes entre un informe negativo del CGPJ y las sospechas de Podemos de que el PSOE pretende modificar el texto-, la de Bienestar Animal, la de Familias, la reforma fiscal, el tratamiento de la prostitución o el cannabis.