El PDeCAT, favorable a integrarse en el partido de Puigdemont

La fusión política de PDeCAT en JxCat se materializará después de que así lo haya avalado por un 85% de los votos el Consell Nacional de la formación cuyo presidente es David Bonvehí, pero una de cuyas caras más visibles es su portavoz en el Congreso de los Diputados, Laura Borràs. El presidente ha aclarado que «JxCat es un proyecto que va más allá del PDeCAT, pero no se puede entender JxCat sin el PDeCAT». Según Bonvehí, hay diferentes fórmulas para realizar este tránsito, que no ha concretado, y ha asegurado que afrontan este reto con los otros actores del espacio político como la Crida, la organización liderada por Puigdemont.

De esta forma será el expresidente de la Generalitat quien asuma, de facto, la dirección política del nacionalismo catalán originario de CiU, pero cuya travesía política ha dejado algunos enfrentamientos en su seno, como ocurrió con Marta Pascal, senadora y excoordinadora del PDeCAT, una de las figuras más díscoles, y en cuyas manos estuvo la negociación para apoyar la moción de censura contra Mariano Rajoy a mediados del año pasado.

Para Bonvehí, esta votación evidencia que el PDeCAT debe ser una «pieza clave» en el proyecto de JxCat, y para ello considera que es necesario tener un partido fuerte para afrontar el futuro, y ha añadido que abordarán esta cuestión lo antes posible para traducir lo aprobado en decisiones prácticas.

El independentismo catalán estará estructurado en dos grandes formaciones: JxCat y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), cuyas fricciones siguen siendo notables durante las negociaciones que estos últimos mantienen con el PSOE a la hora de pactar un posible apoyo a la investidura de Pedro Sánchez.

El antecesor del PDeCAT era Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), el partido que estuvo liderado por el histórico Jordi Pujol, expresidente catalán, así como por su sucesor Artur Mas. En el verano de 2016, Convergencia acordó su «refundación» para así ofrecer una imagen nueva y limpia tras los continuos escándalos de corrupción de su predecesora CiU. Fue la marca con la que se presentaron a las últimas elecciones generales del 10 de noviembre, pero no con la que concurrieron a las autonómicas catalanas de finales de 2017, cuando fue la lista de JxCat la que lideró este movimiento. ​