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Al Partido Popular le tocó hacer su balance de 2019 en el momento más delicado. Este lunes por la mañana las miradas estaban puestas en la investidura de Pedro Sánchez, que terminaba de precipitarse con el informe de la Abogacía del Estado, que dejaba sin excusas a ERC para no abstenerse ... . Quizá por la avalancha de noticias, el líder de la formación, Pablo Casado, compareció con algo de retraso en la sede madrileña de Génova, acompañado por el Comité de Dirección de la formación en pleno, y no dudó en lanzar un dardo al Gobierno en funciones al pedir la comparecencia de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, para «explicar si hubo filtración» del documento de los servicios jurídicos del Estado a los soberanistas. «Si ha pasado, sería un delito grave», añadió.
De lo que sí acusó directamente al PSOE es de «utilizar la postura de la Abogacía del Estado en las negociaciones para lograr la abstención de ERC». Casado exigió «conocer toda la verdad» y ha anunciado acciones judiciales «si se demuestra que el informe ha llegado antes a las manos de los independentistas que del Tribunal Supremo».
Investidura de Sánchez
Paula De las Heras
Melchor Sáiz-Pardo
Los populares empezaron 2019 con 137 escaños en el Congreso, en las generales del 28-A cayeron hasta los 66 diputados, pero lograron salvar el tipo creciendo hasta los 88 asientos el 10-N, todo pese a la amenaza de Vox. Un año que se acaba para Casado «como un gran vacío, como una estafa, es el año de las cesiones al independentismo», explicaba él mismo. «España va mal y tiene perspectivas de ir aún peor», era su balance definitivo.
Pese a que la investidura se da por hecha, Casado volvió a tender la mano a los socialistas, quizá por última vez. «Sánchez puede volver a apelar a los votos de Podemos y Ciudadanos para gobernar en solitario, y ahí tendrá al PP para contribuir en las cuestiones de Estado», afirmó. Una propuesta que a estas alturas, sobre la bocina, no deja de ser un brindis al sol. El verdadero objetivo de los populares a medio plazo, en cambio, pasa por unificar el centro-derecha para evitar la pérdida de escaños en circunscripciones disputadas o, como denominó, «la cantonalización de España». «Si hubiéramos tenido dos diputados más a lo mejor no estaríamos hablando de esto», se lamentaba.
Ese plan pasa por llegar a un acuerdo con Ciudadanos como el ratificado en Navarra o, directamente, por fagocitar al partido naranja. Este lunes, su portavoz en el Congreso y –previsiblemente– futura líder, Inés Arrimadas, también intentó frenar la investidura a última hora y apeló a los socialistas para «frenar la deriva totalitaria de Sánchez».
Antes, Casado se había reunido con el presidente de la UPLA y candidado presidencial en Bolivia, Óscar Ortiz, con quién conversó sobre el incidente diplomático que se produjo el pasado fin de semana en la embajada méxicana en el país andíno y en el que estuvieron implicados varios diplomáticos españoles.
«Me han trasmitido una gran indignación por parte del Gobierno de Bolivia. No voy a apuntar a los diplomáticos, que solo cumplen órdenes, sino al Gobierno de España. Tienen que aclarar por qué han entrado con hombres armados a la residencia de la embajadora de México, donde se esconden nueve exdirigentes del gobierno de Evo Morales», ha pedido el líder de los populares.
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