Montero justifica el relevo en Telefónica en que «tocaba la renovación» para «ganar dinamismo»

El presidente Sánchez ha evitado, en los dos actos que ha protagonizado, sábado y domingo, en los congresos del partido en Castilla-La Mancha y Extremadura, referirse al golpe de timón que ha precipitado en Telefónica con el cese de José María Álvarez-Pallete, al frente en los últimos nueve años, por el hasta ahora máximo responsable de Indra, Marc Murtra, un directivo muy vinculado al socialismo catalán y al jefe de la Generalitat, Salvador Illa. Centrado en insuflar ánimos a los suyos esgrimiendo su hoja de servicios en materia económica, Sánchez no ha hablado ni de la crisis con Junts que pone en jaque la investidura ni del fulgurante movimiento en una de las empresas más estratégicas del país; ni siquiera para rebatir al PP, que lo acusa de proseguir con una "colonización" de todo el poder que pueda tener a su alcance.

Pero como en otras ocasiones, quien se ha encargado de poner voz al parecer del Gobierno ha sido su vicepresidenta primera y ministra de Hacienda -el departamento del que 'cuelga' la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y, por tanto, la entrada del Ejecutivo con un 10% en el capital de la teleco a raíz de la irrupción del fondo saudí STC-, en una comparecencia en Sevilla muy simbólica: la primera como nueva secretaria general del PSOE andaluz tras no tener rival que obligara a convocar primarias. Montero ha sorteado el papel determinante que ha ejercido el Gobierno en la sustitución de Álvarez-Pallete -quien, según ha confirmado este periódico, fue citado el viernes por la tarde a La Moncloa, donde la decisión sobre su salida le fue comunicada por Manuel de la Rocha, responsable de la Oficina de Asuntos Económicos- y ha tratado de justificar el cambio acordado por "los accionistas mayoritarios" (junto al Estado, La Caixa y los saudíes) como un paso natural.

"Tocaba el proceso de renovación" en Telefónica, ha señalado, en alusión a que, en efecto, el calendario marcaba que el mandato de Álvarez-Pallete acababa este abril. Pero lo que no entraba en las previsiones era la celeridad en propiciar su salida, consumada en un consejo de administración de la multinacional en pleno fin de semana y cuando el sustituido celebró con normalidad una reunión de redacción antes de ser llamado a acudir al complejo presidencial. La vicepresidenta ha enfatizado que el "relevo es muy importante para seguir caminando y tener dimensión".

Montero, que ha reconocido la labor del hasta ahora presidente de Telefónica, sí ha querido remarcar, en respuesta implícita a quienes denuncian la politización del recién elegido, que Marc Murtra ha demostrado de forma "indudable" ser un "buen gestor" y su capacidad para desplegar "todo el potencial" revalorizando, entre otras cosas, la acción de Indra en sus tres años al frente de la tecnológica, también participada por el Estado. Pero la vicepresidenta ha tenido un inusual gesto de familiaridad al felicitar a reglón seguido a Murtra solo por su nombre de pila, "Marc".

La ministra ha preludiado sus palabras acerca del cambio en la cúpula de Telefónica reiterando los argumentos de los últimos meses, en los que ha ido concretando la entrada, a través de la SEPI, en el accionariado con un 10% por valor de casi 2.300 millones. Primero, ha remarcado lo relevante que resulta para España contar con «una empresa tecnológica que tenga capacidad de competir en un mercado que es fuerte, muy competitivo a nivel europeo, internacional». En segundo lugar, eso es lo que ha motivado la incorporación del Estado, después de que el PP "privatizara" la compañía bajo el mandato de José María Aznar, al que los socialistas han reprochado siempre que acompañara ese proceso con el ascenso a la presidencia de la teleco de Juan Villalonga, antiguo compañero de pupitre escolar del mandatario de los populares.

Y en tercero, que el amparo estatal es lo habitual en «países como Italia o Alemania" (en ocasiones precedentes, Montero ha añadido a Francia), con "una importantísima participación en sus empresas tecnológicas" por el papel que desempeñan en defensa, seguridad general y ciberseguridad. Una salvaguarda, en materia defensiva, en la que Telefónica, ha rematado, resulta también "fundamental».

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