El prior del Valle de los Caídos, tras la familia Franco

El prior del Valle, «consternado» ante la «profanación del templo»

Santiago Cantera y los monjes benedictinos se quejan de que los trabajadores que han llevado a cabo la exhumación de Franco «han dejado patas arriba la basílica»

MATEO BALÍN

Jueves, 24 de octubre 2019, 14:18

Santiago Cantera ya tiene un nombre propio en la Historia de España. El prior del Valle de los Caídos opuso tanta resistencia, o más que la familia, a la exhumación de Franco. En el día señalado, el monje benedictino compartió protagonismo con los ... nietos y biznietos del dictador. Recibió a la familia de Francisco Franco, acompañó a sus descendientes, escalinata arriba, hasta la basílica; salió con ellos, tras el féretro, del templo y rezó un responso antes de que el coche fúnebre abandonada Cuelgamuros. Y, cómo no, mantuvo su línea dialéctica de los últimos meses y habló de «profanación del templo».

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Dicen los monjes de la Abadía del Valle de los Caídos, lugar que custodian los benedictinos desde 1957, estar «consternados» ante la exhumación de los restos de Francisco Franco, sobre todo por el estado en el que ha quedado la basílica, que permanecerá cerrada al público, al menos, hasta el próximo martes. «Está patas arriba», comentaron a Efe.

«Todo está sucio, movido y eso nos rompe el corazón. Es la profanación de un templo lleno de polvo y suciedad»

«Todo está sucio, movido y eso nos rompe el corazón. Es la profanación de un templo lleno de polvo y suciedad», han criticado los monjes, al tiempo que Santiago Cantera dice sentir «pena y mucho dolor» por todo lo sucedido en la última semana, en las que el prior ha tenido más que palabras con los operarios y también con los guardias civiles que accedieron al templo para asegurarse de que la exhumación de Franco transcurriría según lo previsto por el Gobierno.

Cantera confía en que con la apertura de nuevo del Valle de los Caídos se recupere la normalidad, si bien entiende que habrá expectación por ver cómo queda la nueva lápida de mármol en el altar de la basílica ya sin el nombre del dictador. «Queremos recuperar la serenidad y la paz. Nuestra vida está dedicada a la oración y el trabajo sin fin político. Rezamos por todos los caídos por España», comentan los monjes.

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