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M. J. Álvarez
Madrid
Lunes, 7 de mayo 2018, 15:18
La Policía Nacional halló el pasado viernes el cadáver de Pablo Escribano Taioli, de 29 años, el médico residente de Endocrinología del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, en Madrid, al que su familia perdió la pista la madrugada del pasado miércoles, cuando ... salió de su casa del barrio de Salamanca en su coche, con rumbo desconocido. No tenía signos externos de violencia. Para sorpresa de los agentes, había un segundo cuerpo sin vida, el de José Antonio Barba Pérez, de 40 años, el dueño del piso situado en la calle de la doctora de Alcalá, en donde residía. Tampoco tenía señales de etiología homicida. Era enfermero y trabajaba en el mismo centro en el Área de Rehabilitación, por tanto, se conocían.
Cada uno estaba en una habitación, sobre la cama, uno tapado y el otro, no. No se sabe cuánto tiempo llevaban fallecidos. Lo único que ha trascendido es que todo apunta a que la causa de la muerte obedece a una sobredosis derivada del consumo de drogas, a la espera de lo determine la autopsia que les será practicada a los cadáveres. Así lo han indicado fuentes de la Policía Nacional. Por los indicios hallados en el inmueble, todo hace pensar que la pareja habría inhalado «popper», la conocida como droga del sexo, utilizada, especialmente en el ambiente homosexual. Se trata de una sustancia química (nitrito de alquilo) de efectos vasodilatadores que incrementa el placer. Debe su nombre a que se suele presentar en ampollas para ser inhalado, produciendo un ruido que en inglés denominaron «pop».
Puede leer la noticia completa en ABC.
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