Sánchez advierte a Rabat de que su conflicto es con Europa, no con España

Pero el país magrebí no parece dispuesto a rebajar la tensión y amenaza con alargar el conflicto y se esfuerza en disociar a España del resto de Europa, con quien no tiene, remarca, contencioso alguno. «Marruecos distingue entre sus muy buenas relaciones con casi todos los países de la UE y una crisis bilateral nacida de una actitud hostil de España», aseveró el titular de Exteriores marroquí, Naser Bourita, en la radio francesa Europa1.

El presidente del Gobierno agradeció a la Comisión Europea «la solidaridad» y el respaldo «contundente y firme» a España en una crisis que ha amenazado la frontera sur comunitaria. Sánchez señaló en una declaración sin preguntas que la relación con Marruecos es «estratégica» tanto para España como para Europa. Aseguró que su Gobierno quiere tener una relación bilateral «lo más constructiva posible», pero para que sea así tiene que pivotar sobre «dos ejes primordiales: la confianza y el respeto». Un respeto, subrayó, tiene que plasmarse en la inviolabilidad de «las fronteras de Europa, españolas, de Ceuta de Melilla».

Sánchez recordó el país magrebí tiene mucho que perder en este conflicto porque España es su «mayor y mejor aliado dentro» de la Unión Europea para «defender intereses estratégicos para Marruecos». Sánchez hizo estas consideraciones ante la insistencia del ministro de Asuntos Exteriores de Rabat en deslindar a España del club comunitario.

El jefe de la diplomacia alauí había acusado al Ejecutivo de Sánchez el domingo por la noche de haber intentado derivar el debate hacia la cuestión migratoria, mientras la crisis tiene su origen «en una decisión nacional tomada por España sin haber consultado a sus socios europeos», en referencia a la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser tratado de covid en un hospital del Logroño.

La Moncloa se siente reconfortada por el respaldo de la Comisión Europea y de los estados miembros –incluido Francia–, que han cerrado filas con Madrid ante lo que consideran una agresión en su frontera sur. Bruselas incluso ha llegado a advertir al país magrebí sobre las millonarias ayudas relacionadas con la migración si se repiten este tipo de episodios. «Hay ayudas que están condicionadas por los comportamientos de los países», avisó el alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell.

El Gobierno es consciente de que la crisis está lejos de terminar y ha decidido no responder a los gestos hostiles. No va a llamar a consultas a su embajador en Rabat, como ha hecho Marruecos con el suyo en Madrid. La línea de trabajo, como explicó en una entrevista con este periódico, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, es la «diplomacia discreta» para normalizar «en toda su plenitud» las relaciones. En ese contexto se explica que Sánchez no haya pedido que se aborde el asunto en el Consejo Europeo que comenzó hoy y concluye mañana, aunque será difícil que no se cuele en la agenda.

Pero Rabat se ha enrocado en que el caso de Ghali es una afrenta y sostiene que la solución de la crisis está en manos de España. Si opta por la salida del líder saharaui de la misma forma que entró, avisó Bourita, «es que busca el agravamiento de la crisis o incluso la ruptura» de las relaciones diplomáticas.