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Javier Arias Lomo
Enviado especial a Marín
Miércoles, 16 de febrero 2022
El día amaneció gris en la localidad pontevedresa de Marín, igual que el ánimo de sus vecinos. El municipio no logra despertar aún de la pesadilla en la que se sumió el martes al enterarse de que el buque Villa de Pitanxo, un pesquero del ... Grupo Nores, había sucumbido a un fuerte temporal en aguas de Canadá al que solo sobrevivieron tres tripulantes y que deja un balance, hasta ahora, de nueve muertos y doce desaparecidos.
La complejidad que está conllevando tanto el rescate en las aguas de Terranova -suspendido este miércoles de forma definitiva- como la identificación de los fallecidos ahonda la agonía y preocupación de unos familiares a los que la información hasta ahora les sigue llegando a cuentagotas.
Pablo Edwin, cuyo hermano y dos sobrinos formaban parte de la tripulación, afirmaba este miércoles ante los periodistas agolpados en las puertas de Nores «estar destrozado». «Mi hermano me dijo que el tiempo no era bueno», explicó. Mismo pesar el de unos vecinos que trataban de retomar sus rutinas en medio del enrarecido clima que la tragedia ha generado. «La gente está muy tocada. Tantas posibles víctimas de golpe es un shock», lamentaba Miguel tras aludir al hervidero de mensajes en el que se había convertido WhatsApp por el anhelo de amigos y conocidos de conocer algún dato más.
De hecho, el presidente de las Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, aclaró este miércoles que serán los psicólogos de la comunidad autónoma los que notifiquen a las familias de las víctimas cualquier novedad. Ese será el modo de proceder para atajar lo que el presidente gallego tildó de «tragedia marítima». Un protocolo que ya se puso en marcha con el fatídico accidente de tren en Santiago hace nueve años y en el que hasta ochenta personas perdieron la vida. Es decir, a medida que haya confirmación oficial de la identidad de las personas cuyos cadáveres han sido recuperados, «serán los psicólogos los que comuniquen a las familias el hecho luctuoso».
Precisamente, dos de los supervivientes, el patrón del barco Juan Padín, y su sobrino, Eduardo Rial Padín, fueron los encargados de hacer llegar a sus familiares el mismo martes que habían sobrevivido al fatal accidente cuando las autoridades no se habían puesto aún siquiera en contacto con ellos. Y en la mañana de este miércoles se reveló la identidad de la tercera persona que habría conseguido salvar su vida en la madrugada de este martes: Samuel Kwesi Koufie, un joven natural de Ghana que reside en la localidad pontevedresa de Marín, y cuya mujer y cinco hijos permanecen en África.
El resto de los integrantes de la tripulación, hasta 21, figuran en la lista de desaparecidos o fallecidos. La mayoría son gallegos, tres de Marín, otro más de Cangas, uno de Moaña y otro de Bueu. Pero también era parte de la misma Edemon Okutu, afincado en Marín y natural de Ghana. O William Arévalo Pérez, nacido en Perú y que llevaba dos décadas viviendo en la localidad pontevedresa.
Tragedia en aguas de Canadá:
A pesar de la irrevocable tradición marinera de Marín, sus vecinos tratan de asimilar una tragedia de tal calibre. Porque, tal y como declaró a este periódico su alcaldesa, María Ramallo, «esta vez la tragedia ha sido de una magnitud muy importante». «Un mazazo terrible y una losa muy importante», resumía antes de apuntar a que «esto también afecta, de alguna manera, a la cantidad de personas que ahora mismo tienen amigos y familiares embarcados en otros lugares».
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