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El Rey, en el centro, junto al lehendakari Urkullu, Sánchez, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet y Alberto Núñez Feijóo.

El Rey reivindica el 'espíritu de Ermua' como la victoria «de la moral frente al miedo»

El tono institucional vertebra los discursos del homenaje institucional a Miguel Ángel Blanco, en el que su hermana ha recordado a Sánchez que «la justicia y la verdad deben ser la prioridad de cualquier Gobierno»

Olatz Barriuso

Domingo, 10 de julio 2022, 13:58

El 'espíritu de Ermua' ha regresado hoy al lugar donde nació. Veinticinco años después del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco en su localidad natal a manos de ETA, la plana mayor del Estado de Derecho, libre ya de la amenaza etarra desde hace ... más de una década, se ha dado cita en la localidad vizcaína, de 15.000 habitantes, para mirar al pasado como cimiento de un presente en paz y de un futuro de convivencia. En esa clave, el Rey Felipe VI, que tenía 29 años en 1997, la misma edad que el joven edil popular cuando fue asesinado, ha dejado claro que fueron aquel punto de inflexión «triste y desolador», aquellos días convulsos de «valiosísimo significado», los que «nos han traído hasta aquí».

Una memoria que, ha dicho, debe seguir viva para que ese significado no se pierda. Y ha puesto en valor, en ese sentido, la rebelión cívica contra el terrorismo que cristalizó en Ermua como «una victoria de la conciencia colectiva de todo nuestro pueblo», un triunfo de «la dignidad y la moral frente al miedo y el terror», y «un ejemplo, en fin, de nuestra fortaleza». En ese sentido, el Monarca ha dejado claro que «no nos podemos permitir» que las generaciones más jóvenes desconozcan un acontecimiento que marcó un antes y un después en la vida democrática española, «unió nuestra conciencia colectiva y contribuyó a asentar nuestra convivencia». «Sigamos, pues, perseverando para que lo vivido no caiga en el olvido, para que la unidad nos convoque en torno a nuestra historia reciente, para que el 'espíritu de Ermua' nos recuerde cada día el valor de la paz, de la vida, de la libertad y de la democracia», ha concluido el Rey frente a los centenares de invitados que se han dado cita en la cancha del polideportivo que lleva el nombre del edil asesinado.

El tono mesurado y evocador del profundo sentido democrático de aquellos días de julio ha sido el denominador común de los discursos que han vertebrado el acto de homenaje, sobrio y de poco más de una hora de duración, en el que la polémica por los pactos de Pedro Sánchez con EH Bildu apenas si ha sobrevolado los mensajes, salvo el de Marimar Blanco, la hermana del edil asesinado, que finalmente ha tomado la palabra tras rectificar el alcalde, el socialista Juan Carlos Abascal, la escaleta prevista inicialmente. La también diputada popular en la Asamblea de Madrid sí ha aludido, sin citarlo expresamente, al acuerdo de Moncloa con la izquierda abertzale para extender la aplicación de la ley que en principio pretende resarcir a las víctimas del franquismo hasta 1983 a cambio de su apoyo al texto. «Exigimos que la Memoria Democrática», ha dicho, en alusión al título de la norma, «reconozca la historia del terrorismo en nuestro país, una historia de buenos y malos, de víctimas y de verdugos».

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, -que ha ocupado un lugar central en el protocolo junto al Rey, Sánchez, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, el lehendakari Urkullu, la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria, el alcalde de la localidad, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, y la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui-, ha hecho declaraciones una vez concluido el homenaje para reivindicar la Transición y cargar contra quienes «equiparan» a víctimas y victimarios.

«Empeñados en la memoria»

«La Justicia y la verdad deben ser siempre la prioridad de cualquier gobierno. Lo contrario ni es justo ni es decente», ha lanzado Blanco al presidente del Gobierno, que ha recibido abucheos aislados en el exterior del recinto («vete ya», «a qué has venido») en un homenaje que, por lo demás, ha transcurrido en un clima de normalidad institucional y ha servido para recordar a la Corporación de entonces, que ha recibido como distinción el primer monolito en homenaje a las víctimas diseñado por Agustín Ibarrola. El presidente del Gobierno también ha destacado la importancia de «seguir contando esta historia» a quienes no habían nacido cuando sucedió para que la sociedad no olvide. «Debemos seguir empeñados en la memoria», ha instado.

De hecho, ha quedado patente el acuerdo tácito de todos los intervinientes para no desviar la atención de lo principal, el recuerdo a Miguel Ángel y a la otra víctima de ETA en Ermua, el peluquero Sotero Mazo, asesinado en lo más duro de los años de plomo, en 1980, junto a su amigo y policía Alberto Lisalde en Eibar. «Al recordarles hoy honramos nuevamente a todas las víctimas del terrorismo», ha subrayado el Monarca, que ha dedicado su intervención a recordar de manera exhaustiva unos días que vivió en primera persona como Príncipe de Asturias, en los que los ciudadanos salieron a la calle de manera espontánea en señal de «rechazo rotundo ante una situación insoportable para una sociedad cansada, exhausta, harta ya del terror y el miedo».

El Rey ha recordado el lazo azul, las manos blancas, las manifestaciones a lo largo y ancho del país, las vigilias, la rabia y la impotencia según iba corriendo el reloj, el gesto «valiente e histórico» de los ertzainas que descubrieron sus rostros ante convecinos que se abrazaban a ellos... «El miedo paralizante del terrorismo se empequeñecía cada vez más frente a las movilizaciones multitudinarias que tomaron las calles, desterrando la violencia que se había apropiado de ellas durante tantos años. El 'espíritu de Ermua' se extendía», ha rememorado el Monarca, que ha elogiado esa «unidad» sin precedentes porque creó «una seguridad que nunca habíamos sentido».

Tras el acto central, las autoridades se han desplazado al monumento contiguo a las víctimas del terrorismo para realizar una ofrenda floral, frente a un pebetero encendido, en la que cada uno de los presentes ha depositado una rosa roja en recuerdo de los asesinados por ETA.

Sánchez se dirige al atril para intervenir en el homenaje. EFE

Sánchez: «Hay que seguir contando esta historia y que la sociedad no la olvide»

Ha pasado un cuarto de siglo desde que ETA secuestró y asesinó a Miguel Ángel Blanco, y desde entonces se han celebrado innumerables homenajes con aún más discursos en recuerdo del concejal del PP en Ermua. Todo parece estar ya dicho, pero en estos 25 años han nacido miles de jóvenes que no vivieron aquellos luctuosos días de julio de 1997. «Hoy crece una generación que no ha vivido en una España cercada por el terrorismo y esa es una inmensa alegría», se ha congratulado Pedro Sánchez, «pero hay que seguir contando esta historia y que la sociedad no olvide», ha subrayado.En su discurso en el homenaje de Estado llevado a cabo este domingo en la localidad vizcaína, el presidente del Gobierno ha insistido en la necesidad de mantener viva la memoria de las víctimas del terrorismo.

Su intervención ha sido una oda al llamado 'espíritu de Ermua' que brotó como espontánea reacción de la sociedad ante la barbarie. «Algo cambió para siempre. Desde entonces fuimos un país distinto que nunca más se doblegaría ante el terror», ha evocado tras recordar las masivas manifestaciones con las manos blancas. «Todos recordamos dónde estábamos aquel día».

La efeméride del crimen de Blanco llega unos meses después del décimo aniversario de la disolución de ETA, «diez años en los que hemos tenido que reconstruir todo aquello que la violencia y la extorsión habían intentado destruir». Porque, según ha recordado, la banda armada «no consiguió ninguno de sus objetivos, pero dejó 854 víctimas mortales, 86 víctimas más de secuestros y más de 7.000 heridos, sin contar a sus familiares». Si hoy España es un país libre y con paz, ha reivindicado, «es gracias a los que apostaron por la unidad frente al terror y el miedo».

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