Ander Azpiroz
Viernes, 17 de julio 2020, 14:39
La dirección nacional de Podemos, con su secretario general y vicepresidente segundo del Gobierno al frente, echa balones fuera en lo que respecta a la debacle electoral del pasado domingo en Galicia y País Vasco. Y eso que la jornada fue, según las propias palabras ... de Pablo Iglesias en Twitter, «una derrota sin paliativos».
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Pero esta derrota, a tenor de lo discutido este viernes por la ejecutiva del partido morado, no es responsabilidad, ni mucho menos, de su líder, quien se aplicó a fondo en las campañas de ambas comunidades autónomas. La culpa es, ha zanjado la cúpula de Podemos, de las peleas internas vividas de forma continua desde el nacimiento de Podemos en 2014, que, sin duda, han sido un lastre tanto a nivel nacional como regional.
Según fuentes de la formación morada, en el cónclave de este viernes «se ha debatido sobre la debilidad organizativa en los territorios debido a las peleas internas de la etapa anterior». No es un tema menor, en Galicia Unidas Podemos ha pasado de ser la segunda fuerza en el Parlamento regional, con 14 representantes, ha quedarse en cero, es decir, una fuerza extraparlamentaria. Uno de los motivos es, sin duda, la ruptura con el movimiento de las Mareas, que igualmente se ha quedado sin diputado alguno.
En el País Vasco, donde Podemos ganó las generales de junio de 2016, el pasado domingo cayó de 11 a 6 escaños en el Parlamento de Vitoria. También tiene que ver que en estos seis años la organización vasca de la formación ha contado hasta con cuatro líderes diferentes en seis años.
Podemos, al menos de puertas a fuera, mantiene su confianza en que hay tiempo de dar la vuelta a su constante caída en las urnas. La dirección nacional fía su futuro a la acción del Gobierno de coalición. Casi cuatro años por delante, según pretenden Pedro Sánchez e Iglesias, para poner en práctica una política de izquierda como nunca se ha visto en democracia. El problema es que apenas dos meses después de la investidura PSOE y Unidas Podemos han debido enfrentarse a una crisis sanitaria y económica sin precedentes.
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Aún así, Iglesias y los suyos sacan pecho por varias medidas aprobadas por el Consejo de Ministros en este tiempo, como el incremento del Salario Mínimo Interprofesional, la puesta en marcha de los ERTE para paliar la caída del empleo –una medida especialmente reconocida tanto por la patronal como por los sindicatos– o, sobre todo, la aprobación del ingreso mínimo vital.
La conclusión a la que ha llegado la dirección de Podemos es la necesidad de «poner en marcha cuanto antes» lo aprobado en la última Asamblea Ciudadana -máximo órgano participativo del partido- para «poner el partido en dirección al próximo ciclo electoral». «Estamos a tiempo de recuperarnos sobre los resultados actuales«, se añade. En esta última Asamblea Ciudadana, Iglesias obtuvo el respaldó del 97% de la militancia. Es precisamente en el apoyo de las bases, a lo que se suma la entrada en el Gobierno, en lo el líder de Podemos se escuda para evitar asumir responsabilidades en batacazos como el gallego y el vasco.
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La única buena noticia, si es que existe alguna para la dirección de Podemos, es que esta nueva crisis llega justo con sus máximos responables recién renovados en el cargo, por lo que las críticas internas que puedan surgir quedarán acalladas por el aplastante respaldo a Iglesias en esta última Asamblea Ciudadana.
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