Iglesias apunta que Sánchez aceptará la mesa de partidos sobre Cataluña

Iglesias llevaba nueve días sin dar señales de vida, tras firmar el acuerdo de coalición con Sánchez desapareció de la vida pública, pero este jueves reapareció con ganas para dar a entender que la exigencia de Esquerra Republicana de crear una mesa de diálogo no va a ser un escollo insalvable en las negociaciones sobre la investidura. El líder de Podemos ofreció una conferencia en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense sobre la lucha antifascista estudiantil, y antes de entrar señaló que veía razonable la creación de ese foro de partidos porque «el diálogo es imprescindible» para resolver los conflictos.

Ni Sánchez ni el PSOE han dado a conocer su punto de vista sobre este asunto, a lo sumo han señalado que primero tiene que haber diálogo entre las fuerzas políticas catalanas (Quim Torra ha anunciado que reunirá a la mesa de partidos catalanes para principios de diciembre) y después ya se verá. Pero Iglesias señaló que el futuro Gobierno, en el que será vicepresidente, hará bandera del diálogo entre los actores políticos para encarar los conflictos territoriales. Es más, resucitó el término «plurinacionalidad» que el líder socialista y su partido han metido en un cajón desde hace meses.

En julio pasado, Sánchez argumentó que el riesgo de una falta de lealtad de Podemos ante el conflicto de Cataluña era una de las razones que impedía la coalición gubernamental. Iglesias, a decir verdad, no rompió este jueves nada al decir que el diálogo será la estrategia del próximo Gobierno porque en el punto nueve del decálogo firmado por los dos líderes la semana pasada se señala que «el Gobierno de España tendrá como prioridad garantizar la convivencia en Cataluña y la normalización de la vida política. Con ese fin, se fomentará el diálogo en Cataluña, buscando fórmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constitución».

Lo que da relevancia a las palabras de Iglesias es el contexto porque no hacía un enunciado general, como es el acuerdo suscrito con el PSOE, sino que respondía a una pregunta sobre la consulta de Esquerra a su militancia que incluye la creación de la mesa de partidos.

Una votación interna que en un primer momento sobresaltó a los socialistas, pero que los interlocutores republicanos del Gobierno y del PSOE se encargaron de apaciguar. Es de prever que los cerca de 10.000 afiliados de Esquerra se incline de forma masiva el lunes por rechazar la investidura de Sánchez si no tiene la contrapartida de un mesa de negociación. Pero la pregunta, cuya respuesta no es vinculante para la dirección republicana, deja la puerta abierta a una abstención si hay un compromiso por parte del candidato del PSOE de crear un foro o activar alguno de los ya existentes para abordar «la crisis política» en Cataluña. El voto en blanco de los 13 diputados de ERC es la clave de bóveda para que la investidura salga adelante.

Iglesias se mostró «muy optimista» sobre el desenlace de las negociaciones que mantienen los socialistas con diferentes fuerzas políticas. Las cifras, de momento, no sustentan ese estado de ánimo, pero el líder de Podemos está «convencido» de que las tornas cambiarán, aunque todavía queda «mucho por hacer» para conseguir «los apoyos y las abstenciones» necesarias.

La principal negociadora del PSOE, la portavoz parlamentaria Adriana Lastra, comparte esa fe aunque no la exteriorice como el líder de Podemos. Evitó comentar la consulta anunciada por Esquerra -es «un procedimiento interno que no valoramos»- pero recordó a los republicanos que los socialistas y los morados son «los únicos» que apuestan por el diálogo. Es decir, que si quieren sentarse a conversar sobre Cataluña el primer paso debería ser facilitar un nuevo mandato de Sánchez. El portavoz en el Senado, Ander Gil, apretó en el mismo sentido y preguntó a los líderes de Esquerra si prefieren que gobiernen «la derecha y la ultraderecha» o que lo hagan el PSOE y Podemos.

Casi en la misma sintonía, Joan Tardá, exportavoz de ERC en el Congreso y uno de los mejores exponente de la línea posibilista en su partido, señaló que «sería difícil de entender» que las fuerzas de izquierda «no seamos capaces de construir una solución».