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Muchos jubilados de las provincias de Teruel y Tarragona recuerdan que, cuando eran niños, jugaban con explosivos, los que estaban sembrados en el campo después de la Batalla del Ebro, la más importante de la Guerra Civil. Los dos bandos emplearon sus armamentos más pesados ... y las huellas todavía no se han borrado. La Guardia Civil explica que durante este 2017 se han registrado en Teruel más de un centenar de incidencias relacionadas con explosivos. Aproximadamente, una cada tres días.
Pero siendo habitual que esto suceda, el hallazgo aparecido en el acuífero conocido como ‘Los ojos del río’, en el municipio turolense de Monreal del Campo, resulta extraordinario: 538 granadas de mortero del calibre 81 milímetros del tipo Valero que, según los investigadores, fueron abandonadas por uno de los dos bandos en el fondo del río para que el otro no pudiera utilizarlas.
Los agentes cuentan que se trata del mayor arsenal hallado en Aragón y uno de los mayores de España. Debido a la gran cantidad de artefactos, a su peligrosidad y a las dificultades para acceder a ellos, las labores de localización, extracción y posterior destrucción se han tenido que desarrollar en varias fases durante los meses de mayo y junio.
Todo empezó cuando, a primeros de mayo, el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Huesca reconocía el acuífero en busca de un vecino de Monreal del Campo que acababa de desaparecer. Durante esos trabajos encontraron el arsenal y decidieron pedir ayuda a distintos grupos de la Guardia Civil especialistas en explosivos. Una vez recuperadas, todas las granadas se trasladaron en varias remesas hasta una cantera cercana a la localidad, donde fueron neutralizadas «de manera segura» por los especialistas en desactivación mediante una explosión controlada.
En 2017 se han destruido 41 artefactos explosivos, como proyectiles de artillería, granadas de mano, granas de mortero y bombas de aviación, todas ellas de la Guerra Civil. También se han destruido 27 kilos de sustancias explosivas y 950 detonadores.
La provincia de Teruel podría convertirse en un museo del armamento de la Guerra Civil. El material que allí ha aparecido abarca la práctica totalidad del empleado por los dos bandos, con ‘tesoros’ como una bomba de aviación aparecida en Villarquemado en 2009 y que no había sido catalogada. Eso sí, la Guardia Civil recuerda la extrema peligrosidad de estos artefactos.
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