Los autodenominados Equipos de Respuesta Táctica (ERT), el ala más radical de los CDR y a los que la Audiencia Nacional acusa de organización terrorista, aseguraban seguir órdenes del «CNI catalán», nombre con el que popularmente se conoce al Centre de Seguretat de la ... Informació de Catalunya (Cesicat), una institución pública de la Generalitat creada para garantizar la seguridad en las telecomunicaciones de la Administración catalana y que tuvo un papel determinante en el 1-O.
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El sumario de la 'operación Judas', la redada en la que el pasado 23 de septiembre fueron detenidos siete independentistas catalanes que preparaban supuestas acciones terroristas, revela que en los pinchazos telefónicos a los que fueron sometidos los sospechosos, éstos hablaban de que recibían órdenes de un «grupo secreto», al que se referían siempre como el «CNI catalán» y que fue el que le propuso el «encargo» de llevar a cabo la que debía ser su acción más emblemática: el asalto y toma del Parlament. Esa operación –desvelan los informes- iba a tener lugar el «día de D», la jornada en que se conociera la sentencia del procés, que finalmente se dio a conocer el 14 de octubre.
El sumario se refiere particularmente a las intervenciones telefónicas de una conversación en octubre de 2018 entre dos de los principales encausados, el informático Ferran Jolis y uno de los cabecillas del grupo, Xavier Buigas. En esta conversación, Buigas reveló que desde el interior del Parlament iban a flanquear el paso a los asaltantes, que entrarían sin problemas por la puerta principal del edificio.
Los planes del ERT eran, según los documentos remitidos a la Audiencia Nacional, que Buigas, junto a otro grupo reducidos de personas, establecieran dentro de la cámara autonómica una suerte de cuartel general para mantener la ocupación del edificio mientras que Jolis, por sus amplios conocimientos informáticos, debería poner en marcha, con la ayuda del CNI catalán, una red de comunicaciones entre el interior y el exterior del Parlament.
La idea de contar con un sistema de comunicaciones secretas entre los asaltantes y el exterior, siempre según el detenido, fue de un «movimiento más burgués», de la presidencia de la Generalitat, y no de los Comités de Defensa de la República.
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En su declaración ante la Guardia Civil en la comandancia de Tres Cantos, en Madrid, el 24 de septiembre el propio Jolis involucró directamente a Quim Torra, al que conocían con el nombre clave de Gandalf, en los planes de los ERT. «La intención era que Quim Torra se quedara encerrado dentro para el día D», explicó Jolis, que remarcó que desde el CNI catalán le exigieron que «garantizara las comunicaciones una semana» con la sede parlamentaria y que, para ello, «no había límite de gastos».
Según las investigaciones de la Guardia Civil, el supuesto enlace entre Torra y los detenidos iba a ser el hijo del jefe de Gobierno, Guillem Torra.
Jolis, en otra de las conversaciones, también se jactó ante su pareja de haber cumplido el encargo de tejer una red de comunicaciones seguras entre Gandalf y Lisa, nombre en clave del expresidente huido Carles Puigdemont. En esa conversación, del 30 de octubre de 2018, es en la que el detenido involucra a una hermana de Puigdemont en una operación para poner en marcha esa red de comunicación supuestamente indetectable.
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El sumario revela que no se trataba de Anna Puigdemont, como negó de manera insistente la implicada, sino de una hermana mucho más desconocida y menos activista, Montse Puigdemont, a la que el detenido conoció en una «cena popular en Santa Perpetua para recaudar dinero para la caja de resistencia» y que alguien le sugirió a ella que él podía «hacerle un sistema de comunicación seguro».
Jolis, pero sobre todo su amigo y compañeros Buigas, según los atentados de la Guardia Civil, pertenecían a una de las dos «células complementarias» que formaban el supuesto grupo terrorista. Era la llamada «segunda célula o núcleo ejecutor, constituida por los integrantes más radicales de los CDR, con dilatada experiencia en diferentes tipos de acciones clandestinas en Cataluña«.
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La primera célula, «núcleo productor» fue la encargada de comprar y manipular el material con el fin de «transformarlos en compuestos peligrosos como la termita y la producción de diferentes tipos de explosivos como cloratita, ácido pícrico, anfo, etc.».
En segundo lugar, la investigación alude a una «segunda célula o núcleo ejecutor, constituida por los integrantes más radicales de los CDR, con dilatada experiencia en diferentes tipos de acciones clandestinas en Cataluña». Dos de los detenidos de esta segunda célula, Jordi Ros Sola y Alexis Codina, llegaron a visionar vídeos de los atentados contra las Torres Gemelas para comprobar cómo colapsaban los edificios, según detalla el sumario.
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Ros, explica el sumario, contactó con empresarios, industriales, particulares y comercios para intentar adquirir 200 kilos de parafina, un centenar de litros de distintos productos químicos considerados precursores de explosivos así como material de laboratorio para conseguir fabricar termita.
En concreto, según un informe de la Guardia Civil que obra en la causa que se sigue en la Audiencia Nacional, «los productos se estarían elaborando, de forma conjunta, en dos lugares: calle Romeu de Sabadell y calle Sant Jaume de la localidad de Sant Fost de Campsentelles», lugar al que llamaban «el laboratorio»; y en su elaboración estarían participando al menos, Ros y los también detenidos Alexis Codina y Germinal Tomás, que serían el «núcleo productor» dentro de «grupo de mayor entidad».
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Los atestados de la Guardia Civil remitidos a la Audiencia Nacional insisten una y otra vez que los experimentos de los inexpertos CDR para fabricar explosivos anduvieron muy cerca de provocar una tragedia en los vecindarios de los de los «laboratorios» en los que trabajaban, siempre de madrugada, en las calles Romeu de Sabadell y Sant Jaume de la localidad de Sant Fost de Campsentelles.
Los presuntos terroristas que manipulaban sin precaución los explosivos eran los detenidos Jordi Ros, Alexis Codina y Germinal Tomás, todos ellos miembros del denominado «núcleo productor».
«Diferentes viviendas particulares estaban siendo empleadas como laboratorios clandestinos improvisados para sus ensayos y/o experimentos, exponiendo a las personas que habitan en ellos así como a sus vecinos a un gravísimo riesgo para la vida», relata la Guardia Civil en uno de los informes, en lo que se apunta el miedo de los agentes durante los seguimientos a los detenidos de que todo saltara por los aires.
De hecho, uno de los atestados relata como en una de las vigilancias en la casa de Sant Fost «se apreció y documentó cómo se producían destellos y una gran humareda». Poco después, los agentes descubrieron que los ERT arrestados estaban intentado esos días fabricar termita, un componente pirotécnico que puede resultar muy peligroso.
Los informes remitidos al juez Manuel García Castellón dan a entender que en el proceso de adquisición de material de explosivos, los detenidos tuvieron ayuda de otros CDR que no han sido todavía detenidos.
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