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La ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez durante la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros celebrado el pasado martes en el Palacio de la Moncloa. EFE/ Fernando Alvarado
El Gobierno se mantiene en no negociar el contenido de la reforma laboral

El Gobierno se mantiene en no negociar el contenido de la reforma laboral

A tres días para la convalidación del texto en el Congreso, y aún sin una mayoría asegurada, la portavoz del Consejo de Ministros sostiene que solo se trata de decir «sí o no» a lo que ya está en vigor

Lunes, 31 de enero 2022, 11:46

Apenas quedan tres días para que el Congreso convalide o tumbe la reforma laboral pactada por el Gobierno con sindicatos y patronal (el debate está previsto para el jueves a las 9 de la mañana) y el ala socialista del Gobierno se mantiene firme en ... su posición. «Esta no es una norma que estemos negociando o trabajando en estos momentos en el Congreso de los Diputados -argumentó hoy la portavoz del Consejo de Ministros, Isabel Rodríguez, en Antena 3-, es una norma que es fruto del acuerdo del diálogo social, se formuló como decreto ley y ahora lo que pide el Gobierno es que los grupos políticos la validen, que le digan sí o no a algo que ya está acordado».

El planteamiento irrita profundamente a los socios habituales del Ejecutivo, que recuerdan que la función del Legislativo es precisamente la de debatir y elaborar las leyes. Este mismo fin de semana, en una entrevista en 'El Correo', el presidente del PNV esgrimió que el hecho de que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, tenga problemas para gestionar las tensiones que han surgido en el seno de su organización no debería convertir al Gobierno y al Parlamento en su «rehén» . «Por una situación interna de la patronal no podemos poner patas arriba el sistema institucional», adujo.

La negativa a aceptar el más mínimo cambio en la reforma pactada para evitar que los empresarios se descuelguen del acuerdo (uno de los hitos de los que depende la autorización de los fondos europeos de recuperación por parte de Bruselas) ha situado en una posición complicada a la coalición de gobierno y, de manera especial, a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, principal responsable de la norma.

En estos momentos, las posibilidades de salvar el decreto pivotan, en el mejor de los casos, sobre Ciudadanos y una patulea de grupos pequeños entre los que se encuentran el PdeCAT, Más País, Compromís, PRC, CC, Nueva Canarias, Teruel Existe y UPN. Los principales socios de la investidura se mantienen en el 'no'. Y la idea de que el que estaba llamado a ser su principal legado pase el filtro parlamentario gracias al aval de los liberales provoca escalofríos tanto a Unidas Podemos, que teme una alteración definitiva en la dinámica de la legislatura, como a la propia Díaz, que aspiraba a convertir la reforma es el trampolín del proyecto progresista «de país» con el que pretendía competir en las próximas generales.

Sin complejos

La ministra de Defensa, Margarita Robles, defendió hoy en Onda Cero que el 'con quién' no debería ser tan importante. «No sé lo que dice Yolanda Díaz -replicó cuando le recordaron las reticencias de la ministra de Trabajo a apoyarse en la formación de Inés Arrimadas- Si una norma es buena, y la reforma laboral lo es, nadie debería tener complejos en votarla ni en aceptar los votos de otros».

Los socialistas desean que los socios habituales avalen el texto pero, para convencerles, utilizan un único argumento: el de que la alternativa es peor y su negativa les hará responsables de que, por ejemplo, las 'kellys', camareras de piso, cobren hasta 7.000 euros menos al año. Lo que no aceptan es ir más allá en la modificación de la reforma «impuesta» por el PP en 2012 ni ahora ni tampoco en el futuro si no se discute de nuevo en la mesa del diálogo social. Esas líneas rojas dejan escaso margen de maniobra a Díaz, que sigue sin tirar la toalla para disuadir a ERC.

La ministra de Asuntos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, insistió, en TVE, en que «es muy importante que los socios estén» y mantuvo la esperanza. «Pediría que le demos tiempo a la vicepresidenta, todavía queda tiempo hasta el jueves. Llevo seis años en política institucional y he visto cosas más difíciles cumplirse. La vicepresidenta está llevando las negociaciones de forma muy discreta y queda tiempo hasta el último minuto».

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