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La cabeza de Margarita Robles no rodará pese a que tanto la Generalitat de Cataluña, como ERC o incluso Unidas Podemos la hayan situado en el punto de mira por el supuesto espionaje con el software israelí Pegasus a más de medio centenar de personas ... del mundo independentista. Es el mensaje que se transmite desde la Moncloa y que hoy hizo explícito la ministra de Hacienda. María Jesús Montero.
Robles siempre ha sido la bestia negra del Ejecutivo para los socios minoritarios de la coalición y para buena parte de sus aliados parlamentarios, pero la crisis abierta a raíz de la publicación en 'The New Yorker' del informe del grupo de la Universidad de Toronto Citizen Lab, en el que se destapó la intervención de los móviles de 66 políticos (incluidos los últimos cuatro presidentes de la Generalitat), abogados y activistas independentistas con un programa que, en principio, solo es accesible para los Estados, ha hecho arreciar las críticas.
En las dos últimas semanas, la ministra ha adoptado un tono mucho más beligerante que el principal encargado de intentar encauzar el malestar de los aliados del Gobierno, el ministro de Presidencia Félix Bolaños, en su defensa de la actuación del CNI, dependiente de su departamento. Aunque ambos han sostenido siempre que todas las actuaciones de los servicios de inteligencia lo son con arreglo a la ley ( lo que significa que los eventuales pinchazos habrían contado con autorización judicial), Robles acusó hace unos días a los partidos secesionistas de aprovecharse de la «indefensión» del organismo, sujeto por ley a guardar silencio frente a las acusaciones que se lanzaban contra él. Y esas palabras ya fueron tachadas de «contraproducentes» por el jefe del Gobierno catalán, Pere Aragonès.
Este miércoles, solo 24 horas antes de que el Congreso votara la convalidación del plan anticrisis del Gobierno, la presión, sin embargo, alcanzó niveles altísimos después de que, tras responder a varias preguntas en la sesión de control al Ejecutivo, Robles espetara a la diputada de la CUP Mireia Vehí unas palabras que sonaron a justificación del espionaje. «¿Qué tiene que hacer un Estado, un Gobierno, cuando alguien vulnera la Constitución, declara la independencia, corta las vías públicas, realiza desórdenes públicos, tiene relaciones con dirigentes políticos de un país que está invadiendo Ucrania?», dijo.
En las propias filas socialistas la intervención provocó algún escalofrío. No obstante, María Jesús Montero, exportavoz del Gobierno pero y todavía una persona de enorme peso político para Sánchez, salió esta mañana al paso de cualquier especulación sobre la posible caída de la titular de Defensa. «Está haciendo su tarea -dijo- de forma impecable». «Está haciendo lo correcto, lo que corresponde y ojalá pudiera explicarse en este momento», insistió en alusión a las restricciones que impone la ley de secretos oficiales.
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