El Congreso avala la ley de Memoria entre críticas al Gobierno por pactar con Bildu

La norma, pensada en principio para unir, ha acabado al final dividiendo después de que el PSOEaceptase la disposición de EH Bildu, a cambio de sus votos, para que una comisión estudie las «violaciones de derechos humanos» hasta diciembre de 1983, ya con Felipe González en el Gobierno. Una decisión que provocó gran revuelo entre las propias filas socialistas. Históricos dirigentes del partido se sumaron a un manifiesto que exigían a Pedro Sánchez «replantear» la ley pactada con la formación abertzale por «tergiversar» la historia.

Los de Arnaldo Otegi se congratularon de haber arrancado al Gobierno la creación del foro. «Damos un paso más», dijo la diputada Bel Pozueta, para después atribuirse la «corrección» y la «reescritura» de la norma. «Se quiere trasladar la idea de que con la Constitución se inició un estado de derecho democrático. Pero muchos sabemos que la Transición –aseveró– ni fue modélica, ni trajo la democracia para todos, ni acabó con la herencia franquista, ni con la vulneración de derechos».

Poco después era la diputada de Esquerra, Carolina Telechea, la que incidía en que «la Transición no fue la reconciliación, sino la legalización del fascismo». Los republicanos dedicaron buena parte de su intervención a señalar su falta de entusiasmo por las carencias que detectan en el articulado de la norma, que no modifica la ley de Amnistía de 1977. «La herida seguirá sangrando mientras las víctimas no sean reparadas», diagnosticó Telechea.

Ante las dudas sembradas por sus socios parlamentarios, los socialistas se afanaron en reivindicar la Transición y la Constitución. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, se vio obligado a explicar «lo que dice la ley y no lo que algunos dicen que dice la ley». Recordó que para reconocer a las víctimas del terrorismo ya existe otra ley y proclamó que el Gobierno «está con todas y cada una de las víctimas» y «no las utiliza» ahondando en la crítica que Sánchez hizo al PP durante el debate sobre el estado de la nación.

En el PSOE no sentó nada bien que Alberto Núñez Feijóo convocase –coincidiendo con el debate de la ley– a una reunión a las asociaciones de víctimas. «Es irresponsable, lamentable y una manipulación partidista», calificó el diputado socialista Patxi López.

El líder del PP trasladó a las víctimas lo que ya avanzó durante el homenaje el pasado fin de semana a Miguel Ángel Banco, que si llega al Gobierno derogara la norma. Una ley que los conservadores califican de «miserable» y «repugnante»; una «infamia» y una «perversidad» porque ha sido pactada con los «herederos de ETA». «O se está con las víctimas o contra ellas», dijo el diputado del PP, Mateo Istúriz.

PP, Vox y Ciudadanos culparon al PSOE de traicionar el legado de la Transición. «Esta ley te protege jurídicamente si te mataron los franquistas, pero no si te mató ETA», censuró el liberal Guillermo Díaz. «Es un ataque frontal a la Transición», añadió Istúriz.

El momento más tenso del debate llegó durante el turno de Vox. Su diputado Francisco José Contreras justificó el asesinato de Salvador Puig Antich por el régimen franquista provocando que los trecediputados de ERC abandonaran el hemiciclo en señal de protesta. La formación de Santiago Abascal ya han anunciado que recurrirán el texto ante el Tribunal Constitucional.