Es probable que Margarita Robles sea la ministra más firme defensora del orden institucional y por eso mismo sus duras críticas de este lunes al rey emérito traslucen el notable enfado que existe en el Gobierno con su comportamiento. La titular de Defensa denunció que ... las conductas de Juan Carlos de Borbón «en absoluto son ejemplares ni son un modelo para nadie», con independencia del respeto a su presunción de inocencia.
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El anterior jefe del Estado no tiene causas penales abiertas en España, ni en Suiza una vez que la Fiscalía de ese país archivó la investigación abierta por la donación de cien millones de dólares de Arabia Saudí. Solo está inmerso en una causa en un juzgado de Londres por una acusación de acoso de su examante Corinna Larsen en la que el juez debe establecer si en el momento que ocurrieron los hechos denunciados era inmune con arreglo a la jurisdicción española. Un caso que preocupa en la Zarzuela y en el Gobierno porque ven posibilidades de que el rey emérito acabe encausado.
Robles incidió en una entrevista en Telecinco en que aunque el padre de Felipe VI no tiene causas penales en España -es más que probable que la Fiscalía del Tribunal Supremo cierre en pocas semanas las tres investigaciones que tiene abiertas- ello no es óbice para que su conducta sea reprobable. En el Gobierno, y las palabras de Robles lo expresaron con claridad meridiana, consideran que el daño causado por el emérito a la imagen de la Corona es de muy difícil reparación.
Con todo, la ministra de Defensa justificó que Felipe VI evitara hacer ninguna mención concreta a la situación de su padre en el mensaje de Nochebuena. La única referencia que puede entenderse como una alusión elíptica fue la de su compromiso de ser «ejemplo de integridad pública y moral».
Una omisión inadmisible para la mayoría de los socios gubernamentales. «Hay cosas que no se pueden decir, al menos por razón de tiempo», disculpó Robles al tiempo que hacía una encendida defensa del «comportamiento absolutamente ejemplar» de Felipe VI, un rey «moderno», cuya conducta «entronca perfectamente con las exigencias de la sociedad española». Por más que los negocios privados del anterior jefe del Estado constituyan una actitud «no ejemplar», apuntó la ministra, no por ello «pueden empañar» el buen hacer de su hijo al frente de la Casa del Rey.
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Una visión en las antípodas del socio menor de la coalición, que este lunes mismo acusó a Felipe VI de ser el principal freno para una reforma de la Constitución que reclaman buena parte los grupos parlamentarios, incluido el socialista. El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso denunció que el discurso navideño de Felipe VI más que una defensa de la Carta Magna fue un mensaje de reafirmación de la monarquía y un recurso para «mantener los privilegios de la Casa Real» fijados en el texto constitucional.
Pablo Echenique argumentó en TVE que Felipe VI no es partidario de introducir cambios en la Constitución, «de las menos reformadas en el mundo», porque quiere «blindar los privilegios» que otorga a la institución monárquica. Por esa razón, prosiguió, evitó cualquier referencia directa a su padre, que es «un elefante gigante en la habitación». Por más que se trate de ignorar su presencia, advirtió el portavoz de los morados, el problema no desaparece y cada día que pasa proporciona más argumentos a los críticos con el modelo de Estado fijado por la Constitución.
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