La Fundación Franco se desentiende de posibles altercados durante la exhumación

En previsión de que pudiera producirse algún tipo de altercados entre partidarios y detractores, los organizadores se desvinculan de «todo acto, manifestación y comportamiento» que se salga del objetivo original de la convocatoria. Además de los correspondientes permisos, han solicitado a la Delegación del Gobierno de Madrid que «provean de correspondientes medidas de seguridad ante grupos que desearan reventar la pacifica actitud de los ofrendantes».

Los organizadores, que aseguran que no darán «proclamas o discursos de ningún tipo», también se abstienen en un comunicado de pronosticar el número de personas que podrían acudir al recinto funerario, que se encuentra a 56 kilómetros de El Valle de los Caídos. «La convocatoria durará durante todo el día mientras siga llegando gente a depositar flores y coronas mientras se reza», añadieron en el comunicado. No obstante, el convocante es el responsable civil de cualquier daño material que se produzca en la concentración.

Además, cabe recordar los incidentes que ya se produjeron en la entrada de El Valle de los Caídos cuando el Gobierno tomó la decisión de cerrar al público el recinto el pasado 12 de octubre. Entonces, un grupo de medio centenar de personas intentaron entrar al grito de «¡Queremos rezar! y libertad de culto» y agentes de la Guardia Civil se vieron obligados a cortales el paso antes de cerrar la verja que da entrada a la basílica.

Para evitar que se produzcan incidentes durante el traslado, el Gobierno ha previsto unas medidas de seguridad en las que estarán implicados la Delegación del Gobierno, la Guardia Civil, la Policía Nacional y el Grupo 45 del Ejército del Aire. La idea, si el tiempo lo permite, es que el féretro se traslade en un helicóptero militar desde Cuelgamuros hasta el campo de fútbol de El Pardo. La Guardia Civil vigila todo el perímetro del Valle para evitar el acceso de personal no autorizado y dispone de un inhibidor para detectar drones en el lugar.