El discurso con el que Alberto Núñez Feijóo cerró este domingo la Unión Interparlamentaria, que durante todo el fin de semana reunió a cerca de 700 cargos públicos del PP en Toledo, estaba pensado para exponer el «método, el proyecto y el objetivo» con ... los que quiere poner a trabajar su partido en los próximos meses de cara al año electoral que se avecina. Pero estar en política es también apagar incendios y, antes de nada, el presidente de los populares se vio obligado a sofocar el provocado por su ausencia en la manifestación en defensa del castellano que hoy se celebró en Barcelona y a la que envió a la secretaria general de la formación, Cuca Gamarra.
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Feijóo inició, de hecho, su intervención con un largo mensaje a quienes decidieron hoy salir a las calles para protestar contra reclamar el bilingüismo en las aulas y reivindicó el «derecho a conocer y a hablar la lengua del Estado». «Sin duda nuestro partido tenía que estar allí. Y es verdad que teníamos que dividirnos. Por eso agradezco mucho a los cargos que vinieron el sábado de Cataluña a Toledo y tuvieron que volver por la noche, a la secretaria general y a los que se hayan desplazado para acreditar que todos los que estamos aquí, también estamos allí», se excusó.
En el PP se amparan en la necesaria presencia en la Interparlamentaria para justificar que Feijóo no se sumara físicamente a la protesta. Pero más allá de cuestiones de agenda, solucionables cuando las prioridades políticas lo requieren, es indudable que el líder de la oposición se ha ahorrado una foto, junto a Vox y Ciudadanos, que habría casado mal con esa «estrategia» y ese «proyecto» que una vez más explicó este domingo a los suyos y que tiene en la «moderación», quizá la palabra que más repitió , un elemento central.
El líder de los populares insistió, no en vano a los suyos, en que deben «aspirar a transcender las ideas, recuperar los grandes consensos de antaño y reunir a los españoles» y se vanaglorió de haber sido capaz de situar al partido, con esa estrategia, muy distinta de la de Pablo Casado, en disposición de ganar las elecciones. «Sé que llevo solo cinco meses pero es tiempo suficiente para saber que hemos conseguido ya ser la única alternativa a Sánchez» , dijo.
Lo cierto es que incluso el CIS – que, en contra de la mayoría de los sondeos, volvió a situar esta semana a los socialistas por delante del PP en intención de voto– avala esa línea de actuación y recoge que se está produciendo un trasvase de voto desde el PSOE de un 7,6% (en julio era mayor, del 8,5%), que los populares se llevan casi el 50% del voto de Ciudadanos y que además atraen a un 17,4% de exvotantes de Vox.
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Los números no darían así para un Gobierno en solitario tras las próximas generales. Pero en las últimas semanas, Feijóo ha dado muestras de querer recomponer las relaciones con el PNV y con otras formaciones minoritarias de corte nacionalista o regionalista para, llegado el caso, no tener que recurrir a la formación de Santiago Abascal. Eso le exige un complejo equilibrio del que hoy volvió a hacer gala con la cuestión de las lenguas.
«Sabéis cuál es mi tierra y nadie nos tiene que explicar lo que es tener dos idiomas y querer dos idiomas», dijo para abanderar su modelo, el de la «cordialidad lingüística». «Nadie en Cataluña tiene derecho a revolverse porque haya personas que reclamen su derecho a hablar en la lengua española; nadie en el resto de España tiene que molestarse porque haya catalanes que decidan hablar en catalán, y nadie tiene derecho a impedir que nuestros hijos aprendan las dos lenguas y hablen en libertad –dijo a modo de resumen– la que quieran».
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Con ese planteamiento, cargó tanto contra la Generalitat como contra el Gobierno de Pedro Sánchez. El PP ya recurrió junto a Ciudadanos la ley y el decreto ley impulsados por el Ejecutivo catalán para sortear la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga a considerar el castellano como lengua vehicular y a impartir al menos un 25% de las asignaturas en esa lengua. El pasado martes el Tribunal Constitucional admitió a trámite ese recurso contra unas iniciativas avaladas expresamente por el Gobierno central.
Hoy Feijóo hizo un llamamiento al PSOE para que «ayude al PP volver otra vez a las políticas lingüísticas de Estado». Y no fue el único acuerdo que puso sobre la mesa. También sugirió combinar un pacto de rentas «corresponsable» y una bajada del IVA de los «productos básicos», sin más detalle, para hacer frente a la inflación. La oferta, aun así, vino envuelta en duros ataques al Ejecutivo. «Esta nunca será recordada como una buena etapa de la democracia española», llegó a decir. Tampoco, pese a la insistencia en la moderación y la centralidad, el líder de la oposición hizo el mínimo gesto que permita pensar que hay disposición a desbloquear la renovación del Consejo General del Poder Judicial.
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