«No nos lo creemos, estamos en shock». Este era el sentir generalizado de los vecinos de la parroquia de Borines, en el concejo asturiana de Piloña, tras conocer el triste fallecimiento de una de sus vecinas más queridas.
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El suceso ocurrió sobre las siete ... de la tarde. Lourdes Álvarez, de 58 años, natural de la localidad, aunque residía en La Felguera, tenía por costumbre tender la colada en el hórreo, que estaba en la misma finca que su vivienda, aunque algo apartado de la casa. Una de las vigas de la construcción cedió y la construcción se derrumbó sobre ella.
Su marido, Tino, que se encontraba dentro de la vivienda escuchó el ruido y sobresaltado salió de la casa. La llamó a su mujer: «¡Lourdes, Lourdes!», pero sin recibir respuesta. Pensó entonces que su esposa se encontraba en un chalé situado en la parte de arriba de la carretera hablando con un matrimonio de Madrid que había llegado al pueblo para pasar estos días de puente.
Al ver que transcurría el tiempo y que Lourdes tardaba en regresar, volvió a salir de la casa y se aproximó al hórreo, donde se encontró la terrible escena. De inmediato, avisó al Servicio de Emergencias del Principado (SEPA), que movilizó una ambulancia y puso el suceso en conocimiento de la Guardia Civil. Efectivos de Bomberos de los parques de Piloña y Cangas de Onís, junto al jefe de Zona Centro, rescataron el cuerpo sin vida de la mujer.
Pasaban unos minutos de las diez de la noche cuando el juez autorizó el levantamiento del cadáver. El cuerpo fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, en Oviedo, y se espera que, una vez hecha la autopsia, sea conducido al tanatorio de Infiesto, donde será velado por familiares y amigos antes de recibir sepultura en Borines, su pueblo natal.
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Se da la circunstancia de que Lourdes había celebrado su 58 cumpleaños el pasado sábado en Langreo, el mismo día de la boda en la iglesia de Villa de su hija mayor, Marta, de 31 años, quien recibió ayer la triste noticia nada más llegar a Lisboa, donde se disponía a disfrutar de su viaje de novios. «Lourdes bailó, se la veía feliz, muy emocionada con la boda de su hija... Nadie iba a pensar que a los pocos días esta tragedia iba a llegar a nuestras vidas», añadía anoche,aún conmovida, una de sus vecinas.
Además de Marta, Lourdes, que trabajaba en un geriátrico en Gijón, tenía otra hija, Cristina, de 24 años. Su madre vive y su padre, que falleció hace años, era muy conocido en la zona, ya que había sido guarda forestal en El Sueve.
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