Gürtel, Púnica, Lezo, los ERE fraudulentos en Andalucía, comisiones del 3%, Palau… La interminable lista de procesos judiciales que afectan a buena parte de las fuerzas políticas sitúa a los españoles entre los europeos más convencidos de que la corrupción campa a sus anchas dentro ... de sus fronteras. No solo eso, España es el país dentro del club comunitario en el que más se ha incrementado esta sensación en los últimos años. Éstas son las conclusiones del informe anual que elabora Transparencia Internacional. Esta ONG calcula el Índice de Percepción de Corrupción (IPC), en el que se recogen las impresiones de expertos y ejecutivos en relación a parámetros como los sobornos en el sector público, la protección legal de denunciantes, los excesos burocráticos, la legislación anticorrupción o los desvío de fondos públicos.
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Según el IPC, los daneses, finlandeses y suecos son los europeos que más confían en la limpieza dentro sus administraciones y partidos, una clasificación en la que España cae hasta el decimoctavo puesto, que comparte con Chipre y la República Checa. La lista la cierran Rumanía, Hungría y Bulgaria. En la escala global, España ocupa el puesto 42 entre los 180 países analizados.
El resultado del IPC para España es aún más sombrío si se compara con informes anteriores. En el año 2000 superaba en 27 puntos a la República Checa, en 29 a Polonia, en 6 a Portugal y en 3 a Francia. Hoy Francia suma 13 puntos más que España, Portugal 6, Polonia 3 y se empata con la República Checa. Según señala Transparencia Internacional es cierto que los sistemas de investigación policial se han mostrado relativamente eficaces y han permitido el descubrimiento de muy numerosos casos de corrupción. Pero, por otro lado, «las denuncias de los medios de comunicación y el relevante eco social y atención prestada a los casos ahora aflorados han influido intensamente en la percepción ciudadana, generando un estado general de indignación», lo que unido a la crisis económica ha provocado que España sea el país de la UE donde más ha crecido la percepción de corrupción en los últimos cinco años. En el lado positivo, se destaca que la ciudadanía es cada vez menos permisiva con las irregularidades en la administración pública y en la política.
Además del análisis, Transparencia Internacional ofrece posibles soluciones «para que todo comience a cambiar» después de haber caído al punto más bajo. El presidente de la ONG en España, Jesús Lizcano, valora que «sigue habiendo muchas cosas que mejorar en España en la lucha contra la corrupción, y la alta alarma social y el hastío de los ciudadanos hace tan necesario como urgente que el Gobierno y la clase política consideren la corrupción como un asunto de Estado y de claro interés social».
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