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Enrique Arnaldo, un jurista desnudado por su pasado

Las sombras sobre su excesiva implicación con el PP le convierten en un actor distorsionador del Constitucional en los próximos nueve años

Mateo Balín

Madrid

Miércoles, 10 de noviembre 2021

«Soy un jurista con amplia vida profesional, equilibrado, amante de la libertad. El pluralismo es la base de nuestro régimen político y del modo de deliberación del Tribunal Constitucional. No soy más digno que ninguno de ustedes pero tampoco menos. Me siento plenamente independiente, ... sin condicionamientos, peajes ni equipajes».

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Con esta respuesta trató de contener Enrique Arnaldo la andanada lanzada por algunos diputados, sobre todo el socialista Odón Elorza, durante su comparecencia en la Comisión de Nombramientos del Congreso el 2 de noviembre. Este jurista, nacido en Madrid en 1959, intervino para defenderse de las informaciones que han puesto en duda su idoneidad para ser magistrado del Tribunal Constitucional durante los próximos nueve años.

Sospechas y sombras sobre su vinculación con el partido que lo propone, el PP. Apariciones en sumarios judiciales que afectan a ex altos cargos de esta formación, como los casos Lezo o Palma Arena, donde llegó a estar investigado pero finalmente el juez archivó su causa por prescricpicón del delito. Participación activa en la fundación FAES, presidida por José María Aznar, a través de artículos de diversa temática o foros. O las actividades privadas de su bufete, Estudios Jurídicos y Procesales S.L., que ha llevado a cabo 562 servicios profesionales entre 2002 y 2009 a decenas de administraciones públicas de distinto signo, y su compatibilidad con la actividad académica en centros públicos y privados.

«No he pertenecido a ningún partido ni he participado en actos de campaña. Trabajo con imparcialidad. No tengo amigos en la política», reiteró Arnaldo a los diputados críticos durante su intervención en la Cámara Baja. Sin embargo, este prolífico y polémico pasado del jurista, pese al previsible plácet que le dé este jueves el Congreso a su nombramiento, está dejando «importantes secuelas» en la imagen del Constitucional, según reconocen fuentes de la corte de garantías.

Potencial recusación

No solo por las informaciones que ponen en duda su idoneidad, sino pensando en el medio plazo, porque su presencia en una sección o en el pleno del Constitucional supondrá un «elemento de distorsión» cuando se deliberen algunos de los temas que le afectan o sobre los que se ha pronunciado: eutanasia, memoria histórica, aborto, legislación laboral, sindicatos, cambio climático o 'Gürtel', por ejemplo.

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«La sombra de la recusación va a estar muy presente en todos estos casos. Una circunstancia que no ayudará a la imagen de la institución porque se hablará más de su persona que del asunto a dirimir», comentan las citadas fuentes judiciales. Pero Arnaldo lo niega. «Para ser equilibrado se necesita bastante valor y el aburrimiento puede ser una gran desventaja», replicó la semana pasada en el Congreso para defender su pasado. El mismo que ahora le ha desnudado.

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