Uno de los CDR encarcelados sobre la manipulación de sustancias explosivas: «Menuda bomba tenía allí liada»

Los agentes de la unidad de información de la Guardia Civil seguían la pista de Ros y les llamó poderosamente la atención este incidente. Una semana antes se tuvo conocimiento, a través de conversaciones telefónicas intervenidas por orden judicial, de que Ros contactó con varios individuos con la intención de adquirir «200 kilogramos de parafina». Eran dos empresarios e industriales -Jordi Boix y un tal «Delfi»- que tenían acceso, sin levantar sospecha, a la adquisición de este material.

El incendio en la cocina de Ros se produjo seis días después. Otro de los encarcelados, Guillem Xavier Duch, se llegó a referir al suceso de forma muy gráfica. «Menuda bomba tenía allí liada», según otro 'pinchazo telefónico' realizado. Los agentes de la Guardia Civil sospechaban entonces que este piso estaría siendo utilizado «para llevar a cabo actividad de manipulación, fabricación o elaboración de productos peligrosos, nocivos o prohibidos», según se desprende del sumario al que ha tenido acceso este periódico.

En el verano pasado, los investigadores acumularon indicios sobre los pasos de Jordi Ros y los también presos Alexis Codina y Germinal Tomás, que han estado llevando a cabo labores de elaboración y fabricación de la termita (sustancia incendiaria) u otros componentes nocivos en dos domicilios: el citado piso de la calle Romeu 15 de Sabadell y otro situado en la calle Sant Jaume 59 de San Fost de Campsentelles (Barcelona).

En estas dos viviendas, la pericia del grupo de información de Cataluña del instituto armado permitió introducir dispositivos electrónicos de video, escucha y grabación de comunicaciones orales. Los elementos electrórnicos de seguimiento y geolocación también se colocaron y explotaron en cuatro vehículos: el Subaru de Ros, la Ford Transit de Codina, el Ssangyong que usaba Germinal Tomás y el Mazda de otro encarcelado, Eduard Garzón.

Para ello, se consiguió por parte de las marcas de los vehículos una copia de la llave y se accedió a sus coches sin levantar sospechas. También se intervinieron teléfonos de seis compañías y se remitió un mandamiento a las multinacionales Amazon o Leroy Merlin para controlar los pedidos recibidos por los acusados o acceder a las cámaras del seguridad de uno de los establecimientos. Allí se adquirieron precursores para la fabricación de explosivos y en el sumario se han incluido hasta los recibos de compra.