cristian reino
Barcelona
Lunes, 25 de noviembre 2019, 00:19
Esquerra Republicana pregunta hoy a sus bases si están «de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación». El resultado marcará el ... inicio de las negociaciones entre los republicanos y el PSOE, que estarán mediatizadas en la parte republicana por la cercanía de las elecciones catalanas. Quim Torra afirmó la semana pasada que no tiene intención de adelantarlas, pero la sensación más extendida es que habrá elecciones entre primavera o verano del año que viene, en cuanto la posible inhabilitación de Torra sea firme.
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El fantasma del adelanto electoral en Cataluña determina las negociaciones por la investidura de Sánchez porque ERC, que se muestra favorable a facilitar la reelección, no puede prestar sus trece escaños sin haber obtenido una buena contraprestación por parte socialista. La consulta de hoy, que se celebra entre las 9 y las 20 horas, no tiene misterios y será claramente contraria a avalar la investidura. Pero abre la puerta a que ERC cambie su 'no' por la abstención si Sánchez y el PSOE mueven ficha.
Mover ficha quiere decir que los socialistas se comprometan a constituir una mesa con los dos gobiernos. Tras la sentencia del Supremo, que condenó a trece años de prisión al su líder, Oriol Junqueras, y con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, Esquerra necesita arrancar un trofeo en la negociación. No solo pensando en los comicios, porque no se pueden permitir un nuevo desgaste como el que sufrieron el 10-N (150.000 votos y dos escaños menos), sino porque la militancia republicana aprieta a la dirección. Hace tiempo que se ha producido una cierta distancia entre las bases y la ejecutiva, que se muestra más pragmática. Hace un año, los afiliados ya obligaron a la dirección a mantener la apuesta por la vía unilateral en la ponencia política. Ahora, el sector crítico del partido, amenaza con pedir una segunda consulta interna en cuanto haya una oferta formal de Pedro Sánchez.
Los socialistas se han abierto a ofrecer diálogo entre partidos, dentro de la ley, y podrían circunscribir esa mesa entre gobiernos a la comisión bilateral estatutaria. Ambas direcciones tendrán que hilar muy fino. Los socialistas, tras la polémica del relator de hace un año, quedaron muy escaldados, mientras que los republicanos necesitan vender que han logrado arrancar el compromiso de sentarse a hablar para negociar soluciones al «conflicto político». En el PSOE garantizan que solo van a hablar de normalizar la «convivencia», según se dice en el preacuerdo con Unidas Podemos.
ERC siente la presión de sus bases, y sobre todo de JxCat, que trabaja para dinamitar un posible acuerdo. «El PSOE deja poco espacio para la esperanza», afirmó ayer la portavoz de JxCat, Laura Borràs. Los postconvergentes, que consiguieron frenar el pasado 10-N su caída electoral, ven en la negociación entre PSOE y ERC una oportunidad para desgastar a sus socios y volver a girar las encuestas.
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