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f. torres / á. frías / juan cano / P. lamadrid
Domingo, 27 de enero 2019, 11:12
Toda Asturias les esperaba con los brazos abiertos para darles las gracias po r los doce días que pasaron en la localidad malagueña de Totalán para rescatar al pequeño Julen. El final fue el más indeseado posible, pero eso no resta ni un ... ápice de valor al titánico trabajado realizado por los ocho miembros de la Brigada Central de Salvamento Minero desplazados al lugar del accidente. Sergio Tuñón, Antonio Ortega, Rubén García, Adrián Villarroel, Chus Fernández, Maudilio Suárez, José Antonio Huerta y Lázaro Alves son los nombres de estos hombres que en todo momento quisieron apartarse del foco mediático para centrarse en la durísima tarea que tuvieron que afrontar: horadar elcerro de la Corona, a una profundidad de setenta metros, para llegar hasta el niño de dos años.
Anoche regresaron al Principado. Lo hicieron en un Airbus C295 del Ejército del Aire, que aterrizó en el Aeropuerto de Asturias alrededor de las 22 horas.Su llegada, sin embargo, fue tan sobria como su proceder todos estos días, lejos de cualquier halo de heroicidad o recibimiento festivo. Simplemente, cogieron una furgoneta a pie de pista para dormir, por fin en casa. Detrás dejan más de 30 horas de trabajo interrumpido y muchas jornadas de desvelos. «Estamos bien, recuperándonos», explicó ayer al diario EL COMERCIO el líder del equipo, Sergio Tuñón, aún desde Málaga.
Estos ocho mineros se convirtieron en el símbolo de la esperanza y en la representación del esfuerzo incansable de las más de 300 personas que buscaban al niño. Pese a estar en el centro de la luz pública se limitaron a permanecer a la espera de su turno, sin dar más que alguna pincelada de cómo sería su intervención para escapar del protagonismo que se les venía encima. Sus pocas palabras tras el desenlace confirmaban su compromiso con el trabajo bajo tierra, más allá de cualquier interpretación: «Solamente queríamos decir una cosa, que no tuvimos oportunidad; trasladar nuestro pésame a la familia, que ayer (por la madrugada del viernes) dadas las horas y cómo acabó todo no pudimos hacerlo».
Tuñón se ponía ayer por la tarde frente a las cámaras por primera vez durante los doce días estancia en Málaga, entre una multitud de vecinos que aplaudía cada una de sus palabras: «¡Grandes, héroes, eso solo lo podéis hacer vosotros!». El líder del equipo habló poco más de un minuto a las puertas del hotel Rinconsol, donde se alojaron estos días: «Principalmente queremos agradecer a los compañeros que participaron en el rescate», continuó.
También se refirió a las incesantes muestras de cariño recibidas por todo el país, pero sobre todo por parte de Totalán y Rincón de la Victoria. A lo largo de la tarde de ayer, a la espera de volver a sus casas, en las terrazas del paseo marítimo les iban aplaudiendo, de nuevo al grito de «¡héroes!». «De manera excepcional queremos agradecer a toda la gente de aquí, nos trató muy bien».
Con respecto a su participación en el rescate, Tuñón fue parco en palabras:«Esperamos haber trabajado lo mejor que podemos, no tengáis ninguna duda de que lo hayamos hecho lo mejor posible». Al terminar su intervención se sucedieron decenas de preguntas de los periodistas, pero el coordinador de la brigada, educado, se limitó a agradecer la atención:«Tenemos mucha prisa, muchas gracias». La multitud que los escuchaba les acompañó hasta los vehículos, aplaudiendo y vitoreando.
Cuando Tuñón agradecía al «resto de compañeros» se refería a la veintena de expertos encargada de vertebrar las últimas 35 horas (ininterrumpidas) de búsqueda. El Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM), el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y los expertos en explosivos (TEDAX) junto a ocho bomberos del Consorcio Provincial trabajaron de forma sincronizada, asistiendo a los mineros en sus descensos.
Las microvoladuras resultaron ser un elemento fundamental en la excavación y por cada vez que se paraba el operativo para ventilar los 40 ó 50 minutos reglamentarios, los mineros conseguían ganar centímetros. En el último tramo, los asturianos descendían acompañados de un miembro del GREIM para hacerse cargo de la situación en el momento en el que se diese con el menor.
Las horas pasaron entre la expectación por su avance. Protección Civil había instalado una carpa con camas, comida y una secadora para eliminar el sudor acumulado durante los turnos con el fin de facilitar al máximo el trabajo de los expertos. El desenlace no fue el deseado, pero la unión generada se hizo fuerte a cada centímetro.Por eso, cuando todo acabó, los integrantes de la última fase se hicieron juntos una fotografía con las banderas de Asturias, Andalucía y España. La instantánea forma ya parte de la historia del rescate en todo el país.
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