Lunes, 23 de abril 2018, 12:50
La dirección de Podemos ha decidido no sancionar a Carolina Bescansa por su propuesta a Íñigo Errejón para derribar a Pablo Iglesias y asumir ella el control del partido. No es que el sector oficialista haya perdonado lo que desde un principio ... ha definido como un golpe de Estado. Lo que sucede es que ante todo ha primado la imagen de Podemos, muy dañada ya de por sí tras las riñas internas de la pasada semana a cuenta del control de la candidatura en la Comunidad de Madrid.
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La presión sobre Bescansa para que abandone la política y el Congreso no va a cesar, pese a que este lunes Pablo Echenique asegurase que esa es una decisión que debe tomar la diputada. «Es ella quien debe de valorar su situación y explicarla», ha señalado el secretario de Organización.
La cofundadora, que insiste en que el borrador que filtró por error su equipo no estaba revisado, ha guardado silencio a lo largo del fin de semana. No lo ha hecho Juan Carlos Monedero. El ariete del 'pablismo' se despachó a fondo con una de las compañeras con las que fundó el partido. De ella dijo que «el Congreso pierde una mala política pero la universidad gana una buena profesora». También la responsabilizó del fiasco electoral de las últimas elecciones generales, en las que Unidos Podemos perdió un millón de votos. Según Monedero, la mala lectura de las encuestas de Bescansa llevó a planificar una campaña equivocada.
Con declaraciones como estas, y el rencor absoluto de los fieles al secretario general, la continuidad de Bescansa en Podemos se aventura cercana a lo insoportable.
La diputada y exdirigente de Podemos ha asegurado que no se plantea dejar su escaño en el Congreso. «Ni se me pasa por la cabeza dejar el escaño. Es un disparate», ha sentenciado.
En declaraciones a La Sexta, Bescansa ha admitido que el documento objeto de la polémica salió de su ordenador y su despacho y ha asumido por ello «toda la responsabilidad», aunque considera que «no es motivo» para abandonar su acta de diputada.
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«Si dimitiera por algo así sería decirle a la interna de Podemos que si una persona se quisiese postular a la dirección regional, autonómica o nacional podría acarrearle problemas o tener que salir de la organización. Me parece un disparate», ha señalado.
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