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Tan solo dos semanas después de poner en marcha Sumar, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, reconoce ahora que duda de que su proyecto político esté listo para las elecciones municipales y autonómicas que se celebrarán en mayo de 2023. Un nuevo retraso que evidencia las ... dificultades con las que se está topando la también ministra de Trabajo en su intento por levantar «un proyecto de país para la próxima década». Si ella misma se dio un plazo de seis meses para tomar la decisión sobre encabezar o no una futura candidatura que aglutine a las formaciones de izquierdas, este domingo reconoció que seguramente la primera parada no se producirá hasta las generales, que aún no tienen fecha fijada aunque todo apunta a finales del año que viene.
Los movimientos de Díaz deben leerse entre líneas. Mientras prefiere dejar a un lado «el politiqueo» y evita comentar la vida interna de las confluencias de la izquierda, este anuncio, realizado este domingo en la cadena Ser, se produce 48 después de que la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, destituyera al secretario de Estado para la Agenda 2030 y líder del PCE, Enrique Santiago. Un dirigente muy próximo a Díaz y a su proyecto de Sumar que reconoció que no se esperaba su cese. La líder morada lo sustituyó por Lilith Verstrynge, secretaria de Organización de su partido y persona de total confianza.
El movimiento evidenció las pugnas de poder que morados y comunistas vienen teniendo desde que formaron, junto a los errejonistas de Más País, la coalición Por Andalucía para concurrir de la mano a las autonómicas del 19-J. Aquella unión despertó gran interés al convertirse en el bautismo del frente amplio y una prueba del algodón para el proyecto de Díaz.
Pero las tensiones no tardaron en aflorar. En aquella ocasión, Podemos quedó oficialmente fuera del registro y, aunque nutrió las listas, fue Izquierda Unida quien impuso a su candidata, Inma Nieto, y llevó las riendas de la campaña electoral. Durante la misma, la número dos de Belarra, Irene Montero, destituyó a su jefa de Gabinete en el Ministerio de Igualdad, Amanda Meyer, otra dirigente del PCE, alegando pérdida de confianza. La cita con las urnas se saldó con un varapalo (pasaron de 17 a 5 parlamentarios) y las heridas aún siguen abiertas.
En este contexto, en otoño toca empezar a configurar las listas para municipales y autonómicas que, en vista de los antecedentes, puede convertirse en otro proceso en el que la izquierda acabe desangrándose una vez más. Si deciden reeditar la coalición andaluza para las siguientes citas electorales, las confluencias moradas deberán someterse al debate de cómo repartir sus cuotas municipio a municipio. Un proceso que se antoja árido, especialmente en las grandes ciudades como Madrid, en la que Más Madrid es la principal fuerza de la izquierda.
Con sus dudas, Díaz pone distancia con este debate que puede erosionar su figura. La vicepresidenta segunda recordó este domingo que Sumar «no es un proyecto electoral, sino un proyecto para un país que está pensando en el siglo XXI, y la situación ha cambiado mucho».
También son públicos sus recelos por las estructuras jerárquicas clásicas de los partidos. El pasado lunes, en los cursos de San Lorenzo del Escorial, recordó a Podemos que «Pablo Iglesias fue clave para resquebrajar un bipartidismo que ya no va a volver. Pero ahora toca dar un paso más». Lo dijo mientras compartía escenario con Lilith Verstrynge, que había vuelto a señalarla como candidata. «Solo con los partidos no nos llega, solo con los partidos ya sabemos cuál va a ser el resultado», resumió la vicepresidenta.
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