La vicepresidenta segunra, Yolanda Díaz, este miércoles en Roma. EFE/Vídeo: ATLAS

Sánchez y Díaz zanjan su disputa con un pacto para revisar la reforma laboral

Los dos socios acuerdan una metodología que incorpora a los socialistas a la mesa de diálogo, que seguirá dirigida por Unidas Podemos

Miércoles, 27 de octubre 2021, 12:43

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han enfriado su buena relación y no han cruzado palabra para resolver la crisis de la coalición gobernante. La solución buscada es parcial y fija una metodología para la negociación de la reforma laboral, pero deja para más adelante la ... verdadera batalla, el alcance de los cambios. El próximo martes se reunirán el presidente, las vicepresidentas primera y segunda, y los ministros de Hacienda, Educación y Seguridad Social para establecer los contenidos de la reforma.

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Pocas veces ha costado tanto establecer un método de trabajo. El relato de ambas partes permite reconstruir la secuencia. Tras el fiasco de la comisión de seguimiento del pacto entre PSOE y Unidas Podemos para cerrar la crisis del pasado lunes, Yolanda Díaz y las ministras Ione Belarra e Irene Montero se reunieron el martes, antes de la reunión semanal del gabinete, con los ministros Félix Bolaños y María Jesús Montero. Dejaron esbozada una fórmula de colaboración que completaron en conversaciones telefónicas hasta la madrugada y que culminaron este miércoles por la mañana.

En síntesis, Sánchez, Nadia Calviño, Díaz, y los tres ministros se verán en la Moncloa el 2 de noviembre para «fijar la posición del Gobierno en la mesa de diálogo social», que bajo la tutela de la vicepresidenta y ministra de Empleo mantiene reuniones semanales desde el 17 de marzo. En realidad, la postura quedó fijada en diciembre de 2020, durante la negociación del acuerdo de coalición, y en abril pasado, cuando se redactó el plan de recuperación que se envió a la Comisión Europea (el llamado componente 23) para acceder a los fondos europeos. De lo que se trata ahora es de una renegociación para conciliar posiciones entre los planteamientos de Calviño, con buena acogida entre la patronal, y los de Díaz, aplaudidos por los sindicatos.

Los dos socios también convinieron que a la mesa de diálogo social que se reúne los miércoles acudan el secretario de Estado de Empleo flanqueado por dos altos cargos de rango menor de los Ministerios de Economía y de Seguridad Social. Una fórmula que satisface a Díaz, porque retiene la batuta de la negociación, y a los socialistas, porque entran a formar parte de la mesa. Antes de las reuniones, la delegación gubernamental coordinará sus posiciones y después diseñará la estrategia de la próxima.

Satisfacción de los socios

Ambas partes se dieron por satisfechas. La vicepresidenta segunda se mostró «contenta», dijo «sentir» que se haya producido esta «discusión», y agradeció al presidente, «que representa a todo el Gobierno», que «nos permita volver a hablar del alcance y los contenidos de la reforma». Antes de que se hiciera público el acuerdo, Díaz había instado a Sánchez a «liderar» la negociación. Una forma de pedir que no la dejara en manos de Calviño.

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Desde el entorno de la vicepresidenta segunda apuntan que llega la hora de la verdad, la de comprobar si la posición de Sánchez es la del congreso del PSOE, donde prometió poner «punto final» la reforma laboral, o la más ambigua de los últimos días.

La ministra portavoz también exteriorizó «la satisfacción» del Gobierno, más bien del ala socialista. Isabel Rodríguez negó, sin embargo, lo evidente al asegurar que «nunca ha habido problemas de fondo» entre el PSOE y Podemos. También Calviño aplaudió el acuerdo y coincidió en que «no hay ningún tipo de discrepancia» sobre el contenido de la reforma. Unas palabras que no casan mucho con el discurso de unos y otros. Sánchez habla de «modernización del mercado laboral»; la vicepresidenta primera defiende una reforma «equilibrada»; y Díaz aboga por «la derogación» a secas.

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Las palabras conciliadoras -Calviño dice que la polémica es «ruido» y el secretario general de UGT la compara con «una tormenta en un vaso de agua»- no tapan que la coalición ha quedado tocada. Hasta dónde es difícil de medir ahora. El resultado de la reunión del próximo martes para fijar el alcance de la reforma laboral puede ser clave para aclarar la situación. Aunque tanto el PSOE y Unidas Podemos descartan de forma tajante la ruptura porque conduciría sin remedio a un adelanto electoral que ninguno de los dos contempla ni como hipótesis.

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