doménico chiappe
Domingo, 13 de enero 2019
La noche del 31 de diciembre, Romina Celeste Núñez no llamó a su hijo de cuatro años, que vive en Paraguay, para saludarlo por el nuevo año. Tampoco a sus dos tías que están en Madrid y con quienes tiene contacto diario, a pesar de ... vivir en Costa Teguise de Lanzarote desde hacía un año aproximadamente. Se había mudado a la isla al casarse con Raúl D. C. en agosto. Romina, de 25 años, estatura media y cabello corto, tenía un plan para 2019: buscar a su hijo y llevarlo a vivir con ella a Canarias.
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Las tías de Romina se preocuparon. Su indiferente esposo sostuvo que no era la primera vez que ella se marchaba de casa durante varios días y que faltaba algo de su ropa, una mochila y los móviles de él y de ella. Raúl declaró a los medios que no habían discutido. Él, que al parecer no quería darle el dinero para recoger al hijo de ella, mantuvo que evitó la pelea, abandonando el hogar esa noche señalada. Al volver, el 1 de enero, no la encontró. Ante la insistencia de los familiares de Romina, puso por fin la denuncia de su desaparición ocho días después. Los padres de ella, que viven cerca de la capital paraguaya, y las tías, mantenían la alarma: nunca dejaba de llamar a su hijo. Y tampoco lo había hecho el día de Reyes.
Las autoridades comienzan la búsqueda de Romina. Establecen que la mujer no ha abandonado la isla. Aunque no dan con su paradero, sí encuentran indicios «suficientes» para arrestar a Raúl D. C., de nacionalidad española, como principal sospechoso de la desaparición. Es arrestado el domingo 13. La Guardia Civil le interroga y él se contradice. Mantiene que sí discutió con Romina pero que no la asesinó. Que encontró su cadáver al regresar a la casa y que entonces se deshizo del cuerpo, arrojándolo quizás por un acantilado cercano. Después, calló. Un silencio que comienza a abrirse ahora. Establecida la muerte de la mujer, la Guardia Civil empieza la búsqueda del cuerpo de Romina en puntos «concretos» de la costa con buzos, barcos y helicóptero.
La casa de quien podría ser la primera víctima de violencia de género de 2019, o la última de 2018, está precintada y custodiada. El juzgado de Instrucción número 4 de Arrecife, que ha declarado secretas las pesquisas, valora remitir el caso a un tribunal con competencias en violencia de género.
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