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Han pasado ya más de tres meses, pero la Guardia Civil no había dejado caer en el olvido la muerte de Arturo, un padre de familia que fue acribillado a tiros el pasado enero mientras circulaba en su coche por la barriada de El Bojal, ... en Beniaján. Según confirmaron fuentes ligadas a la investigación, las pesquisas han acabado dando sus frutos y en la mañana de ayer se detuvo a dos jóvenes por su presunta implicación con este brutal crimen.
Uno de los arrestados, según ha podido saber 'La Verdad', es vecino de la citada barriada. Se trata de Jonathan M., de 28 años y nacionalidad española. Ayer, tras su arresto, fue trasladado a la comandancia de la Guardia Civil de Murcia, donde pasó la noche a la espera de que previsiblemente pueda pasar a disposición judicial en las próximas horas.
Según precisaron las fuentes, el segundo arrestado fue conducido al cuartel de otra localidad para evitar que coincidiese con el otro sospechoso en el calabozo y sus declaraciones se pudiesen ver viciadas.
En el registro de la vivienda de uno de los detenidos, según explicaron las fuentes, los investigadores hallaron, además, un invernadero con numerosas plantas de marihuana y algunos útiles que se utilizan habitualmente para el cultivo de esta droga. Los agentes indagan ahora, tras el hallazgo, si los arrestados se dedicaban a la venta al menudeo de cannabis.
Este crimen conmocionó a la barriada de El Bojal en la mañana del pasado 23 de enero. La muerte sorprendió a Arturo al volante de su Renault Mégane. El camino de este vecino de la pedanía murciana de Torreagüera, de 38 años, se vio bruscamente interrumpido cuando salía del gimnasio Nature, donde era frecuente verle cultivando sus músculos. Apenas a unos metros, en el carril Márquez, un hombre, al parecer encapuchado, se acercó a la ventanilla de su coche y, de forma sorpresiva, le descerrajó tres disparos en la cabeza que acabaron con su vida en el acto. En ese momento, la víctima, natural de Ibiza y padre de tres hijos pequeños, hablaba por teléfono con su esposa, que escuchó las detonaciones a través de la línea. «Me ha dicho «cariño, voy a comprar y ahora nos vemos»», clamaba a gritos la viuda, desconsolada tras conocer la muerte. «Luego he escuchado «pam, pam, pam» y ya no me lo cogía».
El asesino sorprendió a Arturo en un camino que este recorría habitualmente. Tal y como explicó Santiago García, amigo del fallecido, aunque residía junto a su familia en Torreagüera acudía habitualmente al gimnasio de El Bojal para mantenerse en forma. En el momento del tiroteo, pasaba por el Carril Márquez una mujer que pudo observar al asesino, encapuchado, y cómo este salía corriendo de la zona en dirección al campo de fútbol de la localidad.
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