Ciudadanos no logra cerrar las fugas

Como era de esperar, los llamamientos de Inés Arrimadas a relanzar el proyecto de «centro-liberal» tras el desastre del 4 de mayo, Ciudadanos no obtuvo un solo escaño, no surtieron efecto y las fugas se reanudaron. Rivera de la Cruz, responsable de Cultura en el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, se dio de baja en el partido. La escritora tiene posibilidades de volver al Ejecutivo madrileño ya que, como dijo la presidenta regional, «es una persona que me gustaría tener cerca». Ese nombramiento se vería dificultado si Rivera mantiene la militancia naranja.

A 350 kilómetros de Madrid, en Valencia, cuatro de los 18 diputados de Ciudadanos en las Cortes de esa comunidad abandonaron el grupo porque no quieren ser «la muleta del sanchismo y el populismo», que es, según reseñaron en un comunicado, la estrategia de Arrimadas. Lamentaron asimismo la, a su entender, falta de autocrítica de la dirección del partido tras el naufragio en Madrid. Señalaron también que ellos no son «tránsfugas», lo es la dirección nacional del partido por haber abandonado «los principios liberales».

Esta deserción enfadó mucho a los dirigentes naranjas, y la vicelalcaldesa de Madrid y miembro de la ejecutiva, Begoña Villacís, señalo que la huida demuestra que «hay gente que solo quiere estar en los momentos buenos» y abandona en los malos. Disculpó, no obstante, la de su «amiga» Rivera de la Cruz porque obedece a «motivos personales».

Arrimadas guardó silencio. El que habló fue su antecesor y cofundador del partido, Albert Rivera, en un acto organizado por el diario 'Sur' de Málaga, evitó mojarse aunque ensalzó las bondades de los acuerdos entre el PP y Ciudadanos. Dijo tener «opinión» sobre lo que ha pasado en Cataluña, Murcia o Madrid, aunque prefirió no darla «en público». Deseó «suerte y acierto» a los que siguen dentro del partido, y mostró su «cariño» a los que se han ido, pero lo que no iba a hacer es distinguir entre «buenos y malos».