Casado ofrece su apoyo para reforzar la Monarquía sin tocar la Constitución

En un balance de 2020, calificado como «horribilis», Casado alabó el reinado «ejemplar» de Felipe VI que, aseguró, ya está comprometido con la «transparencia» y con los «principios éticos», por lo que no ve necesario emprender una modificación legal, aunque reconoció que cualquier cambio que sirva para el reforzamiento de la Monarquía será «bienvenido». «Si el Ejecutivo considera que no debe haber un resquicio para las críticas de sus socios, estamos de acuerdo en estudiarlo», zanjó.

El problema, según el conservador, «no es la Monarquía, es el Gobierno, la división, la radicalidad y su incompetencia». Casado avisó a Pedro Sánchez de que no se puede estar a la vez «con los que defendemos la Monarquía y con los que la atacan», además de recordarle que cualquier ley orgánica que afecte a la Jefatura del Estado «sólo se puede llevar a cabo si hay un gran acuerdo entre el PP y el PSOE».

El jefe de la oposición hizo un enmienda a la totalidad de la gestión del que considera el «peor Gobierno de la democracia» y acusó a su presidente de haber actuado este año tan difícil con «mentiras, incompetencia y arrogancia». Defendió que el Ejecutivo «no ha estado a la altura» y que ha sido «irresponsable» porque ha eludido sus responsabilidades durante la pandemia, dejando solos a los ayuntamientos y a la comunidades, que son los que han llevado el peso de la lucha contra la enfermedad. «Eso de que nadie se iba a quedar atrás –dijo– es falso. Nadie ha quedado en pie».

Casado desgranó las «cinco crisis superpuestas» que, en su opinión, han empeorado visiblemente la vida de los españoles, bajo la batuta del 'Ejecutivo Frankstein': sanitaria, social, económica, institucional y política. Respecto a la primera, el dirigente conservador recordó a los «70.000 seres humanos» a los que se ha llevado por delante el coronavirus y ha reclamado al Gobierno que dé las «cifras reales» de fallecidos.

De la crisis social, destacó el problema de la inmigración ilegal por el «efecto llamada» que supuso el Open Arms mientras que de la económica denunció la mala gestión del Gobieno y ha advertido a Sánchez de que el PP vigilará muy de cerca la gestión de los fondos europeos. De ahí, la decisión de los conservadores de crear una comisión de seguimiento dentro de Génova, formada por exministros, ex altos cargos, eurodiputados, diputados y senadores, que vigilarán muy de cerca para denunciar si se producen irregularidades, clientelismo y actuaciones arbitrarias.

Casado arremetió contra Sánchez por el «blanqueamiento de Bildu» y las «cesiones al independentismo», además de reprocharle haber pasado de prometer tipificar como delito los referéndums ilegales a indultar a los condenados por sedición. Un reproche que compartió con la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que recriminó al presidente priorizar este perdón sobre los problemas «reales» de los españoles.

Sobre la renovación del Consejo General del Poder, el líder de los populares reieró que su formación que mantiene las tres condiciones que ya ha puesto encima de la mesa y que hacen imposible un acuerdo, ya que sigue condicionándolo a que Pablo Iglesias y los suyos se queden fuera del acuerdo.

La última de las crisis, la política, Casado la achaca «al radicalismo y sectarismo» de Sánchez que se inició con el 'pacto Frankstein' que selló con Unidas Podemos hace ahora un año y que ha generado división dentro del PSOE. El líder del PP cargó también contra el «cesarismo» del socialista, que, dijo, ha gobernado estos meses desde la «unilateralidad» desechando todos y cada uno de los pactos de Estado ofrecidos por los consevadores.