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Pedro Sánchez asistió este jueves desde la bancada azul al debate sobre la crisis humanitaria del Open Arms. No participó, pero arropó a la vicepresidenta Carmen Calvo, que tuvo que enfrentarse a las duras críticas de la oposición por cómo se gestionó ... el rescate de los 151 migrantes a bordo del barco de la ONG catalana tras 19 días a la deriva. «Sanchismo y salvinismo es lo mismo: utilizan a los inmigrantes como un instrumento a su servicio», censuró al Gobierno Cayetana Álvarez de Toledo, en su estreno como portavoz parlamentaria del PP.
La dirigente conservadora acusó al Ejecutivo del PSOE de hacer «negocio electoral bajo la máscara de la solidaridad» y arremetió duramente contra su número dos por su «sensiblería hipócrita». Álvarez de Toledo cargó contra la, a su juicio, no política migratoria del Gobierno porque se basa en decir que «con la derecha mueren más inmigrantes».
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El relevo en la tribuna de oradores y en las críticas lo tomó la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que exigió a Sánchez y a su Gabinete dejar de «improvisar» y de dar «bandazos» en materia de inmigración. La diputada liberal recordó que el Open Arms no será el último barco que necesite ayuda y apostó porque España lidere en Europa la lucha contra la inmigración ilegal. «Vayan a Bruselas, pero no sólo a cenar -afeó al Gobierno- sino a luchar contra las mafias y para que nadie más pierda la vida en el Mediterráneo».
De nada le sirvieron a PP y a Ciudadanos los argumentos de la vicepresidenta para justificar los pasos dados durante la crisis. Tampoco le valieron a Unidas Podemos que este jueves esperaba una rectificación de Calvo por cuestionar el trabajo de los activistas del Open Arms y su amenaza de multas. «Esperábamos al menos un agradecimiento a todas estas personas que hacen este trabajo. Un poquito de rectificación cuando las cosas no se hacen bien», se lamentó su portavoz Noelia Vera.
Pero la número dos del Ejecutivo no lo hizo. Defendió en todo momento su actuación. Explicó que el Open Arms, a diferencia de las otras tres veces que ha llegado a España en el último un año -dos a Algeciras y una a Barcelona-, en esta ocasión, no quiso «en ningún momento» acudir a puerto español. Calvo no se amilanó ante las críticas de populares y liberales, y dijo compadecerles por tener que ir «de la mano» del líder de Vox, Santiago Abascal, quien, a su juicio, se erigió en «portavoz» del ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, y del primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
En su intervención, Abascal propuso impedir por ley a todos los migrantes que entren en el país «de manera ilegal» que puedan regularizar «nunca su situación ni recibir ayuda social» .«Salvini es todo lo contrario a lo que representa este Gobierno», zanjó Calvo, que negó haber demonizado a las ONG.
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