Dina Bousselham (a la izquierda) sale este martes del juzgado tras testificar. EP

Bousselham insiste al juez en que no tiene «nada que perdonar» a Pablo Iglesias

Mantiene la acusación contra dos periodistas y Villarejo, mientras que el exjefe de la Policía se desmarca de la tarjeta

Mateo Balín

Madrid

Martes, 15 de marzo 2022

La exasesora de Podemos Dina Bousselham volvió este martes al juzgado para declarar como testigo ante el juez Manuel García Castellón, instructor del 'caso Villarejo'. Protagonista de una pieza separada del procedimiento relativa al robo de su teléfono móvil en 2015, que contenía información personal ... y confidencias y chascarrillos de dirigentes morados que acabaron en algunos medios de comunicación, Bousselham explicó que no tiene nada que perdonar al exvicepresidente del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, por acceder a la información que contenía su tarjeta puesto que había una relación de «plena confianza».

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Se trata de la tercera vez que la testigo acude al juzgado, cuyo titular la citó por orden de la Sala de lo Penal, que consideró necesario que aclarara si «consiente, tolera y acepta» que su antiguo jefe tuviera acceso al contenido de su móvil tras recibir una copia por parte del expresidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio.

Con esta comparecencia y la del exjefe operativo de la Policía, el comisario principal Eugenio Pino, que se ha desmarcado de los hechos, se pone fin a las diligencias de esta pieza número diez del 'caso Villarejo', donde se investiga el recorrido que tuvo la tarjeta telefónica tras ser sustraída en un centro comercial. Justo dos años más tarde de ese robo, en noviembre de 2017, aparecieron en el domicilio del ya comisario jubilado José Manuel Villarejo un disco duro y dos memorias USB en los que se almacenaban unas carpetas denominadas 'DINA 2' y 'DINA 3' que contenían archivos procedentes de la tarjeta.

A diferencia de Iglesias, Bousselham rechazó perdonar a Villarejo y a los dos periodistas de la extinta revista Interviú investigados, que también conocieron parte de la información que guardaba el dispositivo aunque decidieron no publicarla y devolvieron la tarjeta a Iglesias, que posteriormente se la entregó a su propietaria aunque ya estaba dañada.

La reiteración de que no se ha sentido perjudicada por Iglesias entierra cualquier posibilidad de imputar a este un delito de daños informáticos, que es lo que sobrevolaba y que ya fue desechado por el Supremo cuando era aforado.

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