La IIIConferencia Europea por la Paz, que reunió este viernes en Madrid a varios partidos de izquierdas del continente con Podemos como anfitrión, acabó impregnada de la guerra que los morados mantienen con su socio de Gobierno desde que rompieron las negociaciones para la reforma ... de la ley del 'solo sí es sí'. Rodeada de carteles con la palabra «Paz» en varios idiomas, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, instó a Pedro Sánchez a «rectificar» su posición sobre el envío de vehículos blindados a Ucrania y admitir que es «un error contribuir a la escalada bélica». También advirtió a los socialistas de que, a tenor de la deriva militar, no hay «ninguna garantía» de que no se acaben mandando en el futuro soldados españoles al frente de batalla.
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Podemos recupera así, y rodeado de sus aliados europeos como el partido alemán DieLinke o el diputado laborista británico Jeremy Corbyn, el eslogan del 'No a la guerra'. Una cuestión que provocó una profunda divergencia en el Consejo de Ministros por el envío de material militar a Ucrania en marzo del año pasado, en los primeros compases de la invasión rusa, pero que quedó relegada a un segundo plano la semana anterior a que el PSOEregistrara en solitario su proposición de ley para reformar la norma estrella del Ministerio de Igualdad, cuando el Gobierno anunció el envío de tanques Leopard 2 a Kiev.
Los morados, conscientes de que la última decisión en cuestiones internacionales corresponde al presidente evitaron un choque frontal con el socio mayoritario de la coalición, hasta que este viernes la convirtieron en un nuevo ariete contra el PSOE. «Hoy necesitamos desde España dejar de hacer seguidismo a los intereses de Estados Unidos. Solemnemente, pido al PSOE que reconsidere su posición y reconozcamos que haber contribuido a la escalada bélica es un error y articulemos una nueva alianza de países por la paz», afirmó Belarra, que no dudó en condenar firmemente «la invasión imperialista de Putin».
Las palabras de la secretaria general de Podemos se produjeron paralelamente a que, desde Eslovenia, el presidente del Gobierno lanzara una mensaje contundente en sentido contrario. Dentro de su gira para preparar la presidencia española de la UE, que comenzará el 1 de junio, Sánchez insistió en que no cabe ser «equidistante porque hay un agresor claro, Rusia, y hay que estar del lado del agredido».
El jefe del Ejecutivo insistió en que su apuesta por la paz es clara. «Si nosotros nunca hemos querido la guerra, cómo no vamos a apostar por la paz», afirmó. Eso sí, señaló que esta tiene que lograrse sobre la base del plan de diez puntos formulado por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y que pasa por el cese inmediato de hostilidades, la retirada de las tropas rusas del territorio ucraniano o la liberación de prisioneros y deportados, entre otras peticiones.
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Aunque la coalición vive uno de sus momento más delicados desde el inicio de la legislatura, en enero de 2020, y a que los frentes abiertos entre ambos socios se multiplican, Sánchez volvió a lanzar la idea de que el Gobierno no se romperá. El presidente aseguró, como en otras ocasiones, estar «orgulloso» del trabajo de todos sus ministros y apostilló que el suyo es un Ejecutivo «a la vanguardia» en el reconocimiento de derechos al que «le queda mucho por hacer». Para ello puso como ejemplo o la aprobación este jueves en el Congreso de la ley 'trans' y del aborto, aunque sin mencionar específicamente al Ministerio de Igualdad.
Pese a la declaración de intenciones, la cuestión de la reforma de la ley del 'solo sí es sí' se mantiene enquistada y amenaza con evidenciar una ruptura en la unidad del Gobierno en el pleno del próximo 7 de marzo, víspera del Día de la Mujer, cuando el Congreso vote la toma en consideración de la proposición presentada por el PSOE, sin la firma de Unidas Podemos. Los morados mantienen que han enviado «hasta siete propuestas» desde el Ministerio de Igualdad para modificar la norma, pero este viernes Sánchez, que evitó desautorizar públicamente a la ministra Irene Montero, intentó convencer a sus socios de que se adhieran la senda marcada por su partido ya que, en su opinión, «mantener el consentimiento en el corazón de la ley es perfectamente compatible con resolver una alarma social que se ha provocado».
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La número dos de Podemos, Irene Montero, en cambio, recogió el guante lanzado el día antes por el presidente, cuando pidió a Podemos «hacer pública una propuesta viable»para modificar la ley. «La propuesta que yo quiero hacer pública es la propuesta de un acuerdo de Gobierno y de la mayoría feminista del Congreso», afirmó en términos genéricos y manteniendo la petición formal de que la negociación regrese a su ministerio y al de Justicia «antes de que se debata en el pleno del Congreso».
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