Persiste el misterio sobre el avión privado procedente de Jerez que se estrelló en el Báltico

En la Cessna viajaban el empresario alemán Karl Peter Griesemann, dueño de una compañía aérea en Colonia, su mujer, su hija y una cuarta persona, que cruzaron Europa en un vuelo errático hasta caer en picado en el mar

T. nieva

Domingo, 4 de septiembre 2022

Persiste el mistero sobre la avioneta que este domingo cayó en aguas del mar Báltico cuando realizaba un vuelo entre Jerez de la Fontera y Colonia con cuatro personas a bordo. Las autoridades aéreas analizan qué pudo suceder durante el viaje para que la aeronave, ... una Cessna 551 privada, tuviera un comportamiento errático hasta precipitarse frente a la costa de Ventspils, en Letonia. El aparato habría tenido problemas de presión en la cabina y posiblemente un escape de oxígeno. Al menos media docena de cazas españoles, franceses, alemanes y daneses escoltaron al avión en su viaje. Sin embargo, no pudieron distinguir a ningún viajero dentro.

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La identidad de los desaparecidos ha sido confirmada ya por las autoridades alemanas. Se trata del propietario de la empresa Quick Air, Karl Peter Griesemann, de 72 años, que viajaba en compañía de su mujer, Julianne, de 68; y de su hija, Lisa, de 26 años. A bordo había un cuarto pasajero, de 27 años, pero todavía se desconoce si era allegado de la familia o se trataba de un piloto, como esta mañana señala algún medio germano. Al parecer, Griesemann se encontraba a los mandos cuando la Cessna despegó del aeropuerto español.

Transporte sanitario

La familia regresaba a su casa en Alemania después de haber pasado aparentemente unos días en su chalé en Tarifa. Han sido asiduos de la costa gaditana desde hace cuatro décadas cuando el empresario compró la casa en una zona próxima a Zahara de los Atunes donde residen numerosos alemanes y se levantan decenas de viviendas de lujo. La empresa de Griesemann se dedica al transporte sanitario de urgencia, consta de once aviones-ambulancia y está situada en la localidad germana de Colonia.

El accidente fue confirmado por la Fuerza Aérea alemana, uno de cuyos Eurofighter «había acompañado a la aeronave» en su trayecto. La web Flightradar indica que la avioneta despegó de Jeréz el domingo por la mañana, cruzó el resto de España, luego Francia y más tarde Alemania hasta sobrepasar las costas de Polonia. A partir de ahí siguió rumbo hacia Kaliningrado, Lituania y Letonia, donde cayó bruscamente en el Báltico, posiblemente tras haber agotado todo su combustible. Antes de descender, la avioneta dio un giro brusco a la altura de la isla de Ruggen y luego se estrelló, según confirmó un F-16 danés que en ese momento se encargaba de la escolta. Eran las 19.45 horas. La Guardia Costera sueca desplegó un amplio operativo de búsqueda en la zona con barcos, helicópteros de rescate y aviones de reconocimiento.

La reconstrucción de las últimas horas de vuelo de la Cessna, matriculada en Austria, descubre que el piloto alertó de la despresurización de la cabina poco después del despegue. Sobre las cinco de la tarde, tres horas antes de que se hundiera en el mar, las autoridades perdieron todo contacto con él. Sobrevolaba Francia. El aparato siguió una trayectoria errática, con un par de cambios bruscos en su ruta. Las Fuerzas Aéreas confirmaron que planeó sin lógica alguna hasta que, de repente, entró en barrena y cayó en picado en el mar. Una de las principales hipótesis apunta a que la despresurización se produjo por una grieta o una rotura y que el piloto y los tres pasajeros se quedaron inconscientes debido a la falta de oxígeno en la cabina. Esta circunstancia explicaría que la Cessna navegara luego de manera irregular únicamente con el piloto automático. E incluso que los militares no pudiera atisbar los cuerpos de los viajeros si éstos se desmayaron sobre el suelo.

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