El Rey y Biden coinciden en la necesidad de proteger las democracias y la unidad

Felipe VI dio la bienvenida a Joe Biden destacando que Estados Unidos es «una gran nación» y un país «aliado y amigo» con el que España mantiene una «sincera» amistad. Expresó el deseo de seguir fortaleciendo la relación entre ambos países, además de bromear sobre la anterior ocasión en la que ambos coincidieron aunque en «diferentes circunstancias», uno como Príncipe de Asturias y otro como vicepresidente de Barack Obama.

El mandatario estadounidense cogió el testigo, a continuación, y celebró la unidad sin precedentes de los miembros de la Alianza Atlántica ante el Kremlin. «La OTAN está más unida que nunca y estamos dispuestos a hacer frente a la agresión de Rusia y sus amenazas porque –incidió– no hay otra opción». Biden reconoció que la injerencia en Ucrania ha sido «un abuso sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial» y apostó por «demostrar la fortaleza de las democracias en el segundo cuarto del siglo XXI».

Destacó también que hay un enfrentamiento «entre autocracias y democracias y tenemos que vencer», antes de agradecer la colaboración de España en Europa, el Norte de África y Latinoamérica, y su papel tanto en la guerra de Ucrania como en la migración. Es más, el mandatario estadounidense considera que España es un país «indispensable» dentro de la OTAN. «La ayuda y el apoyo –apuntó– han sido extremadamente valiosos».

La cumbre aliada, de especial transcendencia para el Gobierno y para la Corona, coincide con el cuarenta aniversario de la entrada de España en la organización atlántica. Si para la España de 1982 «la OTAN significaba el futuro», «ahora, en 2022, Madrid sentará las bases para el futuro de la Alianza«, dijo el Rey en el acto por la efeméride hace un mes en el Teatro Real bajo la atenta mirada de Sánchez y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Hoy volverá a ejercer de anfitrión en una cena de gala que servirá como toma de contacto para los más de 40 jefes de Estado y de Gobierno asistentes a la cumbre.

La cita servirá para revitalizar la imagen de Felipe VI cuando se acaban de cumplir ochos años desde su proclamación que han estado salpicados de sucesivas crisis de distinta índole y momentos complejos que le han obligado a tomar decisiones de calado tanto en el plano institucional como familiar para no comprometer el prestigio de la Monarquía. Uno de los asuntos que más impacto ha tenido en su trayectoria al frente de la institución ha sido la investigación judicial a su padre por sus negocios opacos en el extranjero antes y después de dejar la jefatura del Estado, que obligaron a Juan Carlos I a expatriarse a Abu Dhabi.

En las antípodas de esta opacidad está la transparencia sobre la que ha sentado sus cimientos Felipe VI, que el pasado abril hizo público su patrimonio (2,5 millones de euros) en una decision inédita. Un gesto que respondía a su deseo de regenerar, modernizar e impulsar una nueva política ejemplarizante.