Álvarez de Toledo: «Un líder que alienta la libertad se sabe fuerte»

Tanto valora Álvarez de Toledo que el líder del PP apostara por su perfil para dar la «batalla ideológica contra la izquierda y el nacionalismo» como disiente ahora del cambio de criterio. «Me pareció –se remontó en una entrevista en la Cadena Cope al encargo que le hizo en su día Casado– una señal de grandeza por su parte y, sobre todo, de confianza, pero no en mí, sino en sí mismo. Yo creo que un líder que acepta e, incluso, que alienta la libertad de su entorno y de sus subordinados es un líder que se sabe fuerte».

Algunos sectores del PP no discrepan del todo del planteamiento. Si bien en las estructuras del partido entienden que el cese de la portavoz parlamentaria estaría justificado por los muchos desajustes entre las intervenciones de Álvarez de Toledo y la estrategia de la dirección nacional, también creen que tras el movimiento ha quedado al descubierto una cierta «inseguridad» del núcleo duro de Casado, conformado por él mismo y por el secretario general, Teodoro García Egea. Esas mismas fuentes entienden que se esconde una necesidad de «control» y han mostrado estos días su preocupación por una «tendencia» a apartar al que «opina diferente».

No es, en todo caso, el único análisis que circula en el PP. Algunos afines a Casado ven en la destitución «una clara muestra de liderazgo», en la medida que puede suponer un gesto para hacerse con las riendas e intentar buscar el centro electoral; una ruta que, sostienen, emprendió José María Aznar en los años 90. Estas voces lamentan que la portavoz no se haya adaptado a la dinámica de partido.

Ayer mismo, Álvarez de Toledo volvió a reafirmarse en algunos mensajes que en Génova molestan profundamente. Es el caso de su defensa de un Gobierno de concentración. Además, denunció un intento dentro del PP de limitar su capacidad de acción –la semana pasada responsabilizó a García Egea de querer restringir la autonomía de la dirección del grupo parlamentario– y marcó distancias con alguna directriz política que el propio Casado trasladó el jueves en la reunión de la Junta Directiva Nacional.

Dijo ese día el líder de los populares: «Un partido no puede pretender que una sociedad se parezca a él por mucha razón que tenga». Y Álvarez de Toledo no lo comparte. Es más, tiene el convencimiento de que supone una renuncia a gobernar salvo que el PSOE y Unidas Podemos «lo hagan rematadamente mal», porque, tal y como lo ve, «la sociedad está cincelada por la superioridad moral de la izquierda y el nacionalismo».

Pese a todo, no tiene la impresión de que sus posicionamientos, «heterodoxos», sean «incompatibles con lo que defiende» el PP ni con «el espíritu de las primarias que auparon a Pablo Casado a la presidencia». Ahora confiesa sentirse «apenada» y confía, aunque también precisó que no es ingenua, en que no queden heridas en su relación con el líder de los populares.

En el PP son muchos los que recuerdan que tras el aval que siempre le prestó Casado descansaba una coincidencia ideológica y una profunda «sintonía» con Cayetana Álvarez de Toledo. Algo que también la exportavoz percibió. «Siempre he tenido una muy buen relación, de una enorme cordialidad, de afecto y coincidencia personal. Realmente, como con pocas personas en el PP a lo largo de los años –remarcó–. No sé qué pensará él, pero creo que podría decir algo similar».