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Aragonés y Rufián,, en un acto en Barcelona. Efe
Las dos almas republicanas presionan en plena negociación

Las dos almas republicanas presionan en plena negociación

El congreso nacional de Esquerra, el próximo 21 de diciembre, marcará un punto clave para el desenlace de la investidura

CRISTIAN REINO

BARCELONA

Sábado, 7 de diciembre 2019, 17:13

Gabriel Rufián, durante la campaña electoral, afirmó que si ERC quiere gobernar en Cataluña, que es su objetivo número uno desde hace años, debe tener «muchas almas». Estos sectores han estado siempre en el partido, desde su fundación en 1931, y no es gratuito ... que la formación se llame Esquerra Republicana de Catalunya. Hay quien tira más para la izquierda, hay quien lo hace más hacia la República y quien piensa en clave nacional de Cataluña.

Esa policromía se ha trasladado a las negociaciones con el PSOE para la investidura. Los dirigentes 'madrileños' son más posibilistas, mientras que en Barcelona las posiciones son más rupturistas. Rufián o su antecesor en el Congreso, Joan Tardà, se han decantado desde el primer día como partidarios de facilitar la investidura, lo que ha provocado que sean tachados casi a diario de 'botiflers', traidores a la causa independentista.

El actual portavoz republicano en la Cámara baja se declara discípulo de su anterior jefe de filas en Madrid. Y ambos mantienen una posición más pragmática que sus compañeros de partido. «Lo importante es investir a Pedro Sánchez para poder negociar», afirmó días atrás Tardà en 'El País'. El veterano político ya no pertenece a la dirección republicana. En Barcelona, el sector más rupturista, que lidera Sergi Sabrià, aboga por planteamientos menos flexibles con los socialistas. Sabrià es el presidente del grupo en el Parlamento catalán y un dirigente con mucho poder interno.

La cuestión es qué sector manda más en el partido. El mando supremo recae en Oriol Junqueras. Desde prisión, marca la línea estratégica. Todas las decisiones de calado pasas por sus manos. Y la de la investidura lo es. Marta Rovira, huida en Ginebra, es la número dos, pero a diferencia de Junqueras, su situación personal le ha restado poder. El número dos de facto es Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat y quien lleva el día a día del partido. Su interlocución con Pedro Sánchez y Carmen Calvo anticipa que está llamado a ser el hombre fuerte de Esquerra en los próximos años. Pero para ello tiene que ganar las elecciones catalanas. En ese caso, la formación republicana exploraría una bicefalia como la del PNV.

Aragonès ha ejercido durante años como mano derecha de Junqueras. Y ha heredado de él una cierta ambigüedad, que a la postre supone una síntesis entre las dos almas del partido. Aragonès está en pugna con Roger Torrent por ser ungido como candidato a la Presidencia de la Generalitat. El actual vicepresidente de la Generalitat parte con ventaja respecto al presidente del Parlament, pero en su batalla interna se explican en ocasiones algunas de sus declaraciones más bravuconas. En el equipo negociador con el PSOE, están representadas esas dos almas. Por un lado, Rufián, por el otro Josep Maria Jové, imputado por la causa del 1-O y uno de los ideólogos de los hechos de octubre de 2017. Y en medio, Marta Vilalta, portavoz del partido y vicesecretaria general. Valor en alza en la formación y miembro de una nueva generación, 100% independentista, pero que entiende que el secesionismo necesita una pista de aterrizaje.

Congreso clave

Las dos almas del partido quedan resumidas en la ponencia política que la formación someterá a consulta entre sus bases en el congreso nacional del próximo 21 de diciembre. El cónclave republicano deberá abordar cuestiones de calado. Por un lado la investidura de Sánchez. Y si los socialistas la quieren solventar para antes de final de año, las negociaciones deberán estar casi rematadas. También se discutirá la hoja de ruta de la formación para los próximos años. Sobre la mesa, la dirección plantea aparcar la declaración unilateral de independencia y apuesta, en principio, por un referéndum pactado.

Los republicanos defienden aún así tres caminos para ejercer la autodeterminación, sin renunciar a ninguno. El primero sería buscar un pacto con el Gobierno. El segundo, ampliar la base social independentista para que Madrid no tenga más remedio que aceptar la consulta. Y el tercero, un nuevo 1-O como el de 2017. Con estas tres vías, ERC resume la dialéctica entre la 'rauxa' y el 'seny' que ha marcado a una formación casi centenaria. Aunque en los momentos históricos, siempre optó por la vía más radical (1934 y 2017), algunos de sus dirigentes buscaron y encontraron el pacto, como Josep Tarradellas o Joan Puigcercós. «Les necesitamos para toda la legislatura», afirmó ayer en el diario 'Ara' Jaume Asens, de los Comunes.

Ahí está la clave, si serán unos socios fiables. Los republicanos siguen hablando del PSOE como el «enemigo» con el que tienen que negociar. Pero si en la noche electoral daban por hecho que los socialistas no querían saber nada de una alianza de las fuerzas progresistas, ahora, son conscientes de que son decisivos para la investidura, y valoran que hayan dado muestras de que están dispuestos a moverse, como el reconocimiento de que existe un conflicto político. No es suficiente, aunque ya es un paso para los republicanos.

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