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Un «calvario» es lo que Pablo Casado vaticinó al Gobierno en el último pleno sobre el estado de alarma para sacar adelante cada votación en el Congreso. La suma de 155 diputados entre PSOE y Podemos, lejos de la mayoría absoluta, va a ... obligar, desde luego, al Ejecutivo a la negociación permanente, bien para recomponer la red heterogénea de fuerzas políticas que permitió la investidura de Pedro Sánchez o bien para tejer alianzas alternativas que le permitan salvar los trámites parlamentarios. Esta semana, el no de Esquerra, socio en la Cámara baja, a la prórroga de la excepcionalidad y la retirada del apoyo del PP han llevado al PSOE a emplearse a fondo para apuntalar el sí de Ciudadanos y prorrogar 15 días más las restricciones. Un acuerdo que ha suscitado recelos en algunos de los partidos que auparon al líder de los socialistas a la Moncloa.
Eso que José Luis Rodríguez Zapatero llamó «geometría variable», y que no es más que pactar unas veces con unos grupos y, otras, con otros, ha despertado entre los aliados de Sánchez el temor a que el acercamiento a Inés Arrimadas pueda ser la antesala de colaboraciones futuras. El líder de Esquerra, Oriol Junqueras, en una entrevista concedida a Radio 4 desde prisión, instó este jueves a los socialistas a decidir «si se lanzan a los brazos de Ciudadanos o si quieren mantener las mayorías de la investidura». «Está en sus manos», advirtió.
Hasta ahora el Ejecutivo no se había topado con dificultades para sostener el estado de alarma sin necesidad de recurrir a pactos bilaterales. Pese a la pérdida de respaldos a medida que ha ido avanzando la gestión de la crisis, el apoyo del PP garantizaba por sí solo la renovación el decreto cada dos semanas. Eso había ubicado en un segundo plano las fricciones con los socios de investidura, especialmente con Esquerra. La posibilidad de que los populares llegaran esta vez a votar en contra, sin embargo, cambió la dinámica y llevó al Gobierno a tocar la puerta no sólo del PNV, también de Ciudadanos.
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Carmen Calvo descartó este jueves por la mañana, en todo caso, que el Ejecutivo esté planteándose una revisión de aliados para esta legislatura. «No, nosotros somos un Gobierno progresista», replicó la vicepresidenta primera en TVE. Llegó incluso a renovar su compromiso de diálogo político con las formaciones independentistas para abordar la situación de Cataluña cuando la emergencia sanitaria quede superada. Pero, del mismo modo, afeó a Esquerra, que votó en contra de la prórroga del estado de alarma y reprochó a Sánchez la falta de diálogo, el haberse descolgado.
La de Junqueras no fue, sin embargo, la única llamada a restaurar la mayoría de la investidura. También el PNV desaconsejó a Sánchez «cambiar de caballo» en «mitad del río». «Yo creo que el Gobierno tiene que invertir y atender un poquito más a los partidos que le hicimos llegar a la Moncloa y propugnamos esta nueva forma de hacer política», abogó el presidente de los nacionalistas vascos. Sólo así entiende Andoni Ortuzar que el Ejecutivo podría encontrar un sostén más o menos estable a lo largo de este mandato, cuando cree que Ciudadanos difícilmente puede permitirse «dar oxígeno» a PSOE y Podemos.
Si es posible que el movimiento de Arrimadas acabe alterando el juego político, sólo se sabrá con el tiempo. De momento, Ciudadanos ha circunscrito al estado de alarma su apoyo al Gobierno y lo ha desligado de una alianza para toda la legislatura. A esa garantía se aferró Pablo Casado para rechazar que el acercamiento al PSOE pueda poner en riesgo las coaliciones del PP y los liberales en la Comunidad de Madrid, Andalucía, Castilla y León y la Región de Murcia.
Gracias a que Ciudadanos, con Albert Rivera al frente, priorizó el acuerdo con el PP, los populares pudieron conservar tras las elecciones del 26 de mayo de 2019 buena parte de su poder autonómico. Y, a juicio de Casado, la fórmula está siendo «exitosa». De ahí que este jueves no entrara a «juzgar» el sí de su socio a la prórroga del estado de alarma.
El voto a favor de los liberales, en todo caso, sumado al apoyo del PNV, hizo que el miércoles la postura del PP dejara de ser decisiva en el pleno del Congreso. Casado no quiso desvelar previamente si se opondría o se inclinaría por la abstención, como finalmente hizo, aunque sus organizaciones territoriales barajaban esta última opción como única alternativa al sí.
El coronavirus en cifras
Algunos cargos, sin embargo, temen que el anuncio el lunes de la retirada del apoyo al estado de alarma pudiera alimentar en las bases del PP la expectativa de un voto en contra y advierten sobre el peligro de que sea Vox, que apretó el botón rojo en la Cámara baja, quien acabe sacando rédito de este tipo de movimientos.
Mientras, la fundación de José María Aznar puso el foco en Ciudadanos para reprobar su acuerdo con Sánchez. «Cuando la recomendación esencial para no contagiarse es mantener las distancias –publicó FAES–, deciden arrimarse». En el mismo texto se atribuye el apoyo a la prórroga a una «expiación autoimpuesta» y se niega la validez del jefe del Ejecutivo como interlocutor. Es más, la organización recuerda a Arrimadas «la historia de la rana que se ofrece al escorpión para ayudarle a vadear el río» y termina sufriendo la picadura.
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