Cristian Reino
Barcelona
Sábado, 19 de octubre 2019, 19:35
A nivel operativo, Policía Nacional y Mossos actúan de forma coordinada en las algaradas nocturnas de esta semana en Cataluña, pero, además de la incomunicación entre los presidentes, los recelos políticos son enormes entre el Gobierno central y la Generalitat. Ambos ejecutivos se ... enzarzaron hoy a cuenta de la actuación de la Policía Nacional en los disturbios.
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El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, instó al Ejecutivo central a que obligue a sus cuerpos policiales a que «actúen con criterios de proporcionalidad». El soberanismo (incluidos los comunes) acusa a la Policía Nacional de «brutalidad», de ser la gasolina del conflicto y hasta cuestionan que sea un cuerpo que cumple los cánones «democráticos». Aragonès reclamó además al Gobierno que impida el uso de pelotas de goma, a pesar de que un sindicato de los Mossos, que tienen prohibidos estos proyectiles, admitió que la Policía estuvo desbordada el viernes en Barcelona y que las balas que dispara el cuerpo autonómico, de material viscoelástico, son insuficientes e inútiles.
Aragonès, que al criticar a la Policía Nacional se evitaba cargar contra los Mossos, algo que hacen dirigentes de su partido, no llegó a pedir que las fuerzas de seguridad del Estado abandonen Cataluña, como aprobó el Parlamento catalán respecto a la Guardia Civil, pero sí lo reclamó hoy el Consejo de la República, presidido por Carles Puigdemont y donde están representados todos los grupos secesionistas, entre ellos ERC.
El Gobierno, en cambio, defendió a la Policía Nacional de forma cerrada. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, salió públicamente en apoyo del cuerpo y además reforzó su respaldo visitando en Barcelona el hospital a los agentes que han resultado heridos en los enfrentamientos. Marlaska, que se reunió con el consejero del Interior en Barcelona, remarcó que la Policía Nacional ha actuado con criterios de «proporcionalidad» y cumpliendo con los protocolos homologados internacionalmente. «Todas las democracias tenemos que afrontar problemas de orden público. Y damos respuesta en términos de Estado de derecho», señaló.
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Negó además que la Policía esté «desbordada» pese a la «grave» situación de orden público. Marlaska calificó a los violentos de «vandalismo indiscriminado muy organizado». A su juicio, se trata de grupos con «un grado importante de organización», en los que el «independentismo violento está detrás», aunque puede haber «otros elementos».
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Según cifras del Gobierno, el viernes se registraron 101 agentes heridos, algunos de ellos graves, y más de 300 desde el lunes. El Servicio Catalán de Emergencias informó que el viernes atendió a 182 personas heridas entre los manifestantes.
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