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Paula De las Heras
Viernes, 2 de junio 2017, 10:11
Pedro Sánchez ya está aguja en mano. El secretario general electo del PSOE tuvo esta semana una larga reunión con Patxi López para, según confirman a Colpisa fuentes de su entorno, hablar de "integración", es decir, de cómo se puede empezar a coser el partido ... después de la batalla fraticida en la que ha estado sumido en los últimos meses. El exlehendakari compitió por la secretaría general de la formación con un éxito relativo.
Fue el candidato menos votado, apenas llegó al 10%, pero muchos en la formación consideran que su manera de afrontar la campaña, con ánimo pacificador, le ha situado en una posición clave en un momento en el que los socialistas han quemado prácticamente a todos sus referentes.
En un primer momento, el líder ahora restituido por la militancia y sus fieles vivieron el hecho de que López se presentara a las primarias como una traición. Y no una traición exclusivamente suya sino de algunos de los hombres y mujeres más cercanos a Sánchez durante la última etapa de su anterior mandato, entre ellos, Óscar López y Rodolfo Ares, los dos responsables de las campañas de las generales.
La victoria inapelable de Sánchez, sin embargo, ha servido también para pulsar el botón de reinicio, aunque borrar heridas será en unos casos será sencillo que en otros. De momento, fuentes cercanas a López aseguran que pese a que la cita con el secretario general fue cordial "no se concretó nada". Fue, dicen, una primera "toma de contacto".
No falta, incluso entre los ganadores de las primarias, quien ve en el que fuera expresidente del Congreso durante la legislatura fallida de 2016 una figura con mimbres suficientes para asumir la presidencia del PSOE. Creen que uno de los grandes dramas del partido es que la implicación de todos sus pesos pesados en la contienda a favor de Susana Díaz -Felipe González y Alfonso Guerra, José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono, Alfredo Pérez Rubalcaba, Matilde Fernández- les ha dejado huérfanos de los siempre necesarios mediadores y que, de alguna manera, Patxi López puede ocupar ese lugar. Pero aún es pronto para dar nada por sentado. Quedan dos semanas para que Sánchez someta a la votación de los delegados en el 39º Congreso Federal su ejecutiva y hay muchas piezas que encajar.
En la campaña, en todo caso, el exlehendakari aseguró que él estaría dispuesto a integrarse en la dirección del partido si Sánchez lo viera oportuno, pero con una condición: "si nos integramos todos", dijo. "Yo no busco acomodos personales", aseguró.
A este encuentro con Patxi López hay que añadir también una comida de Sánchez con el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que tuvo lugar, según ha informado hoy la cadena Ser, este miércoles. El líder electo de los socialistas ya dejó claro que no incluirá a ningún barón en su ejecutiva. También Fernández Vara ha hecho explícito que nunca ha tenido intención de estar en la dirección federal porque considera que debe dedicarse en cuerpo y alma a su territorio y porque donde quiere tener voz, como líder autonómico, es el Comité Federal, el órgano de control del PSOE.
El extremeño fue uno de los primeros apoyos de Díaz en felicitar a Sánchez por su victoria y el primero en defender que había que tener "humildad en la derrota" y generosidad en el liderazgo. Su actitud siempre directa y clara, incluso en la discrepancia, le han convertido en el interlocutor más fiable de los críticos para inentar recomponer puentes.
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