Melchor Sáiz-Pardo
Martes, 15 de noviembre 2016, 00:17
El auto con el que la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela envía a la cárcel a seis de los ocho supuestos agresores de los guardias civiles de Alsasua incluye un pormenorizado relato de los hechos que la instructora considera como indiciariamente probados de ... lo que ocurrió aquella madrugada del 15 de octubre en el bar Koxka.
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Sobre las 02.30 horas del día 15 de octubre de 2016 el Teniente de la Guardia Civil con tarjeta de identidad Profesional D12312P y el Sargento de la Guardia Civil con tarjeta de identidad Profesional N84761Q, se encontraban, de paisano y fuera de servicio, realizando unas consumiciones, en compañía de sus parejas en el bar Koxka de Alsasua, cuando, en un momento determinado, alrededor de las 03.15 horas, Jokin Unamuno Goikoetxea entró en el bar acompañado de una menor, dirigiéndose hacia el sargento diciéndole que no tenían derecho a estar allí, interviniendo entonces el teniente diciéndole a Jokin que les dejaran en paz, insistiendo Jokin en su actitud.
Después de este primer encontronazo los ánimos se fueron calentando: Entre tanto la gente del Bar, entre veinte y veinticinco personas, se iba acercando rodeando a los agentes y a sus parejas, comenzando a insultarles y amenazarles con expresiones tales como "esto os pasa por venir aquí","tenéis lo que os merecéis", "iros de aquí", "hijos de puta", "cabrones fuera de aquí" " perros", "putos pikoletos", "txakurras", "aldehemendik", "utzipakean", para, a continuación comenzar a golpearles.
Según el relato de Lamela, los agentes y sus parejas intentaron entonces abandonar el bar, y ya en la calle se encontraron con otro grupo de 15 a 20 personas que junto a las anteriores continuaron insultando y golpeando a los agentes y a sus dos acompañantes hasta que aparecieron dos agentes de la Policía Foral. De acuerdo con el relato de la juez, los agentes forales fueron instados a detener a los guardias civiles para no entrar en el juego de las fuerzas de seguridad del Estado.
La juez sostiene que los detenidos -reconocidos fotográficamente y que han negado en todo momento haber participado en la agresión- conocían con anterioridad la condición de guardias civiles del teniente y el sargento, siendo esta única y exclusivamente la causa por la que fueron insultados y golpeados.
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"Desmentir"
Horas más tarde se llevó a cabo una concentración contra la Guardia Civil en la localidad de Alsasua con el lema Aldehemendik (Fuera de aquí) y enmarcado en el Ospaeguna (Día de la huida), al objeto de desmentir la versión oficial de lo sucedido, portando los asistentes pancartas de AldeHemendik, con el logo habitual de ETA (flecha sinuosa de dos puntas), relata en su auto Carmen Lamela.
Los actos reflejados se desarrollaron dentro del ambiente del movimiento Alde Hemendik cuyo objetivo principal desde sus inicios (1998-1999) es la negativa a la presencia de las fuerzas y cuerpos de seguridad así como de las Fuerzas Armadas, en la Comunidad Foral de Navarra y el País Vasco. Tal campaña en sus inicios fue promovida por la organización Gestoras Pro Amnistía y ha contado con el apoyo de Jarrai, Haika, Segi, persistiendo en la actualidad a través de plataformas populares vinculados al entorno abertzale radical.
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Continuo miedo
La juez apunta que todos los arrestados participan de manera activa estas plataformas contra las fuerzas de seguridad y del Ejército y son parte activa en acciones de protesta, presión y hostigamiento contra los miembros de estos colectivos y sus familias, buscando provocarles una sensación de continuo miedo e inseguridad e impidiéndoles realizar una vida en condiciones de normalidad. Para ello relata la instructora de la Audiencia Nacional- se han valido de actitudes provocadoras, manifestaciones, concentraciones, pintadas, pancartas y carteles, vídeos y el uso de redes.
Lamela, tal y como hiciera la Guardia Civil, asegura que actualmente estos colectivos cuentan con apoyo de Bildu, Sortu y Ernai.
En su auto, la jueza abunda en que todos los arrestados pertenecen al colectivo Ospa, que tiene un doble objetivo: De una parte influir ostensiblemente y de manera negativa en la calidad de vida de los miembros de la Guardia Civil así como en la de sus vinculaciones y familiares, sintiéndose en todo momento objetivo de grupúsculos violentos con el gran condicionante que ello supone para su vida diaria, llegando a tener miedo o dificultades para realizar actividades tan cotidianas como realizar compras en comercios, poder disfrutar del tiempo libre en compañía de la pareja sentimental o apuntar a sus hijos a actividades. Y por otra parte, crear un clima de miedo entre los ciudadanos, instándoles de manera indirecta a no entablar ningún vínculo afectivo o simplemente de amistad o cortesía con miembros de la Guardia Civil, en un intento de aislarles socialmente.
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La presión apunta la jueza Lamela- es fuerte hacia los propios vecinos. El incumplimiento de estos preceptos por parte de algún ciudadano le convierte automáticamente en afín al cuerpo y por tanto en cualquier momento tanto su persona como sus bienes o incluso sus vinculaciones directas pueden pasar a convertirse en objetivo de dichos grupúsculos violentos.
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