Absuelto el exdirector de los salesianos de Cádiz acusado de abusos sexuales a menores

La sentencia considera que no procede condenarle por los delitos de abusos sexuales o, en caso alternativo, por delitos contra la integridad moral, como solicitó la fiscalía en el último tramo del juicio y que para la defensa del acusado suponía un reconocimiento de su inocencia.

El fallo censura la actitud adoptada por el director del centro, una actitud "cercana que no supo gestionar adecuadamente", y señala que su despacho llegó a convertirse en un "deseado lugar de encuentro, diversión y camaradería". En ese contexto, los ponentes entienden que si hubo "golpes y agresiones" fue en un contexto de "extrema confianza" entre todos ellos, y que esos juegos venían precedidos "en ocasiones con una clara provocación por parte del menor".

En este sentido, los magistrados entienden que "no se aprecia un ánimo libidinoso de abuso sexual, ni acciones objetivamente con una entidad de abuso sexual, en las que, frente a las imputaciones concretas que se presentan, hay un margen de duda de que inequívocamente haya una connotación sexual". Aunque sí se le considera autor directo y material de vejaciones continuadas, el sacerdote también queda absuelto de esta falta al haber quedado despenalizadas tras la modificación del Código Penal en marzo de 2015. También se le absuelve de las supuestas faltas de lesiones o malos tratos de obra que se le imputaban, aunque deberá indemnizar con 500 euros por daños morales a doce menores.

La sentencia ha causado gran perplejidad en Cádiz, donde el sacerdote fue detenido en julio de 2013 tras las acusaciones de hasta 27 varones de entre 12 y 14 años, cuyos padres denunciaron los hechos y presentaron como prueba conversaciones de whatsapp entre los jóvenes y el sacerdote a deshoras e inapropiadas para la relación entre un menor y el director del centro. Según explicaron los alumnos, los citaba habitualmente en su despacho, incluso en fin de semana, y allí, como si fuera un juego les invitaba a pegarse entre ellos o él mismo les golpeaba, realizando además tocamientos en zonas con connotaciones sexuales. Todo ello a cambio de subir las notas, jugar en el ordenador del religioso o saltarse algunas clases. Lo sucedido fue descubierto por unos progenitores precisamente a través de las conversaciones de mensajería telefónica que les mostró su hijo.

El encarcelamiento preventivo del cura, que fue apartado de su puesto por la dirección del centro y estuvo un mes en prisión mientras los menores afectados eran explorados por el juez instructor, causó gran revuelo en la comunidad educativa gaditana, y fueron muchos los padres -incluso llegados desde otras provincias donde había sido también directo de colegio- que se manifestaron en la puerta de los juzgados en apoyo al sacerdote, enfrentándose con quienes respaldaban a las familias denunciantes. La crispación fue tal que hubo hasta amenazas de muerte en las redes sociales.

Durante el juicio, aseguró que durante su trayectoria al frente del centro "me remangué y me puse al servicio de padres, alumnos y de toda la familia salesiana pero no he sido profeta en mi tierra", y defendió su actuación señalando que fue "un niño entre niños" porque su sistema educativo implicaba "cercanía" para "ayudar" a alumnos con tendencia a la "conflictividad" y con "necesidades especiales" en materia educativa.