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Efe
Viernes, 22 de abril 2016, 14:40
Con buen color, más canas y algo más delgado, el exconsejero del PP Francisco Granados ha mostrado una actitud desafiante en su comparecencia por videoconferencia en la Asamblea de Madrid desde la cárcel, en la que no ha tenido reparos en criticar la actitud de ... sus excompañeros de partido.
Granados ha sido el último compareciente en hablar sobre el supuesto espionaje a políticos del PP de Madrid en la comisión de investigación sobre corrupción del Parlamento autonómico, y el único que no ha acudido en persona. Lo ha hecho por videoconferencia desde la prisión de Estremera, donde permanece encarcelado desde noviembre de 2014 como presunto cabecilla de la trama investigada en el caso Púnica.
A las 12.42 horas, los diputados regionales presentes en la sala de la comisión de investigación han conectado en directo con Granados, cuya comparecencia han podido seguir desde dos televisores. Ataviado con un reloj y gafas de ver, y vestido con un pantalón claro, camisa y jersey, el exconsejero ha saludado a los parlamentarios y ha asegurado encontrarse "muy bien".
Durante su comparecencia ha permanecido sentado en una silla de madera y apoyado en una mesa blanca sobre la que ha dejado un vaso de plástico, un bolígrafo y unos papeles que ha utilizado para tomar apuntes. A su lado, en otra silla, había una carpeta que no ha abierto en ningún momento.
Una comparecencia "chulesca"
Los portavoces de los grupos de la oposición han coincidido en declaraciones a los medios al término de la comisión en calificar de "chulesca" la actitud de Granados, que ha sido muy incisivo y desafiante con todos los grupos, incluido el PP.
En su intervención, el exconsejero ha interrumpido en varias ocasiones a los parlamentarios antes de que terminaran de formular las preguntas. "Comprendo que lleva tiempo metido en Estremera y echa de menos el tema de debatir", le ha dicho el portavoz de Ciudadanos en la comisión, César Zafra. A continuación, Granados se ha quejado de que el parlamentario le haya interrumpido a él en primer lugar: "Espero en la nueva política se deje hablar", ha añadido.
La tensión, que se ha ido haciendo visible a lo largo de la comparecencia, ha llevado a la presidenta de la comisión, Dolores González, a llamar al orden a Granados y a ordenar el debate. Con todo, la confusión en los turnos de palabra ha continuado. El rifirrafe ha sido más evidente en el turno del portavoz de Podemos en la comisión, Miguel Ongil, al que Granados ha acusado de querer ordenar el debate "al estilo bolivariano". "Usted tiene tiempo para hablar, no para ordenar el debate, eso lo hace la presidenta", le ha reprochado.
Dardos 'envenenados'
La portavoz del PSOE-M, Encarnación Moya, ha subrayado que a pesar del paso de los años, Granados "sigue fiel a si mismo". El exconsejero ha lanzado dardos a sus excompañeros de partido cuando ha afirmado que, si se encuentra en su situación, es "en buena parte" por ser del PP. "Si fuera del PSOE mis compañeros del PSOE defenderían mi derecho a la presunción de inocencia", ha sostenido.
Tan sólo ha habido dos momentos muy breves en los que los parlamentarios no han podido escuchar las palabras de Granados: uno debido a una caída del sistema y otro provocado por la presidenta de la comisión, que ha decidido quitar el sonido para que el exconsejero se ajustara al objeto de la comparecencia. Y es que Granados parecía más dispuesto a hablar de los presuntos casos de corrupción que afectan al PP de Madrid que del supuesto espionaje político en la Comunidad.
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