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Lara Arias
Viernes, 11 de abril 2025, 17:19
En un momento en que la despoblación rural preocupa tanto a gobiernos como a ciudadanos, conviene mirar al pasado para entender el presente y proyectar el futuro. En la Montaña Palentina, la localidad de Brañosera no solo destaca por su belleza natural, sino también por su papel histórico. El municipio palentino es reconocido como la cuna del municipalismo en España.
El 13 de octubre del año 824, los condes Munio Núñez y Argilo concedieron a los habitantes de Brañosera un fuero. Este documento otorgaba derechos, deberes y privilegios, permitiendo a los vecinos organizar su vida en comunidad. Además, no solo marcó el inicio de la organización municipal en Castilla, sino que también sentó las bases para la conformación del Reino de España.
El Fuero de Brañosera estableció un modelo de autogobierno local que fue replicado por otros territorios. Esta concesión atestigua de que la localidad palentina es el primer fuero municipal del que se tiene constancia en España, lo que convierte a Brañosera en el primer ayuntamiento del país y posiblemente de Europa.
Este fuero no solo supuso una herramienta jurídica de autogobierno, sino que también marcó el inicio de un modelo organizativo basado en la participación ciudadana. Fue clave en la organización de los territorios durante la Reconquista y sentó las bases de lo que hoy entendemos como democracia local.
El nacimiento de Brañosera como municipio no fue casual. Su modelo de repoblación, conocido como la Carta Puebla, fue una estrategia ejemplar para atraer nuevos habitantes a un territorio despoblado. Con la concesión de tierras y derechos, se incentivó el asentamiento y la actividad económica en la zona.
Esta fórmula, aunque medieval, tiene hoy una vigencia sorprendente. En un contexto donde muchos pueblos ven reducirse su población año tras año, la experiencia de Brañosera ofrece una lección: las políticas de repoblación deben poner al ciudadano en el centro, ofrecer estabilidad y crear condiciones de vida atractivas.
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Adaptar el modelo de Brañosera a la realidad actual no implica reproducir literalmente las fórmulas del pasado, sino inspirarse en sus principios para darles un enfoque contemporáneo. En este sentido, uno de los pilares fundamentales sería la cesión de tierras y viviendas. Tal como sucedía en el siglo IX, ofrecer terrenos o inmuebles a bajo coste, o incluso de forma gratuita, puede convertirse en un poderoso incentivo para atraer a nuevas familias. La clave está en vincular estas cesiones a un compromiso de permanencia y participación activa en la vida del municipio.
La historia de Brañosera demuestra que las pequeñas comunidades pueden jugar un papel esencial en los grandes procesos. En su momento, supo atraer población, organizarse y prosperar gracias al municipalismo. Hoy, más de mil años después, su ejemplo sigue siendo válido. En un país que lucha por frenar la despoblación rural, Brañosera ofrece una visión inspiradora: la de un municipio que, desde sus orígenes, entendió que el desarrollo solo es posible si se pone en el centro a las personas, se crean oportunidades y se apuesta por el arraigo.
Además, el fomento del emprendimiento es crucial para generar empleo y dinamizar el tejido económico local. Impulsar pequeñas y medianas empresas, cooperativas y proyectos vinculados al entorno permite crear oportunidades laborales sostenibles, favoreciendo el arraigo de la población.
Pero ningún proyecto de repoblación será viable si no se garantiza la mejora de las infraestructuras. La vida en el entorno rural debe ofrecer calidad y servicios básicos adecuados. La conexión a internet de alta velocidad, el acceso al transporte público, la disponibilidad de centros de salud y una oferta educativa suficiente son elementos imprescindibles para que los nuevos pobladores encuentren en el medio rural un lugar atractivo donde vivir y desarrollarse.
La promoción del turismo rural es otra vía con un gran potencial. Poner en valor el patrimonio histórico y cultural, como el propio Fuero de Brañosera, puede atraer visitantes interesados en la historia, la naturaleza y las tradiciones. Esta actividad, además de generar ingresos, puede ser la puerta de entrada para nuevos vecinos que descubran en estos territorios una alternativa vital más conectada con sus valores y su bienestar.
Asimismo, los programas públicos de repoblación desempeñan un papel fundamental. Estos pueden incluir incentivos fiscales, ayudas para la adquisición o rehabilitación de vivienda, y planes de integración para quienes decidan instalarse en estas zonas. Resulta esencial que estas políticas estén dirigidas especialmente a jóvenes, familias y profesionales en busca de un cambio de estilo de vida.
Por último, es vital apostar por una educación y formación adaptadas al medio rural. Proporcionar a los jóvenes herramientas y conocimientos aplicables al entorno en el que viven, como agricultura ecológica, gestión forestal, tecnologías rurales o turismo sostenible. Estas no solo mejoran sus perspectivas laborales, sino que también contribuye a fijar población y a asegurar el relevo generacional.
Brañosera es más que un punto en el mapa, es historia viva, identidad y futuro. Desde este rincón de la Montaña Palentina, llevamos más de mil años demostrando que el compromiso con la comunidad puede cambiar el rumbo de la historia. En el año 824 se escribió una página fundamental de nuestra identidad, el Fuero de Brañosera. Este hito supuso para nuestros antepasados recibir el primer fuero municipal de España. Aquel documento no solo fue un acto jurídico; fue el inicio de un modelo que ponía en el centro a las personas, su organización y su derecho a decidir sobre su tierra.
Ese fuero no solo sentó las bases del autogobierno local, también fue un modelo de repoblación inteligente, solidaria y visionaria. La llamada Carta Puebla atrajo a nuevos pobladores mediante la concesión de tierras y derechos, generando vida, economía y arraigo. Hoy, más de mil años después, esa lección sigue estando entre nuestras políticas.
En Brañosera creemos que nuestro legado no es un mero símbolo, sino una guía para afrontar los retos de hoy. Frente a la despoblación que afecta a tantos pueblos de España, proponemos recuperar el espíritu de aquel modelo y adaptarlo al siglo XXI. Apostamos por la cesión de terrenos y viviendas, por apoyar el emprendimiento rural y por ofrecer servicios básicos que hagan posible vivir con dignidad en el medio rural.
El Municipio de Brañosera tiene conexión a Internet por banda ancha desde 2007 (ADSL) y por Fibra Óptica desde 2021, además de 4G con dos operadoras de telefonía móvil. Trabajamos día a día para conseguir que servicios fundamentales como sanidad, educación, entre otros, se le presten a nuestra ciudadanía en las condiciones que determina nuestra existencia en esta segunda década del siglo XXI.
Por eso trabajamos para que nuestro municipio sea un ejemplo de desarrollo rural sostenible, innovador y humano. Queremos atraer a nuevos vecinos, apoyar a quienes ya están, y demostrar que los pueblos tienen futuro cuando se apuesta por ellos.
Brañosera fue el primer ayuntamiento de España. Hoy, con humildad, pero también con determinación, seguimos creyendo en la fuerza de los municipios como herramienta para construir un lugar óptimo, equilibrado y, sobre todo, lleno de oportunidades.
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Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Fernando Morales y Sara I. Belled
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